1. (198) Sólo mi propia condenación me hace daño.
2 Mi condenación nubla mi visión, y a través de mis ojos ciegos no puedo ver la visión de mi gloria.
3 Mas
hoy puedo contemplar esta gloria y regocijarme.
4 No soy un cuerpo. 5 Soy libre.
6 Pues aún soy tal como Dios me cr
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