Hay una paz que Cristo nos concede.
1. El que sólo utiliza la visión de Cristo encuentra una paz tan profunda y serena, tan imperturbable y completamente inalterable, que no hay nada en el mundo que sea comparable. 2 Las comparaciones cesan ante esa paz. 3 Y el mundo entero parte en silencio a medida que esta paz lo envuelve y lo transporta dulcemente hasta la verdad para ya no volver a ser la morada del temor. 4 Pues el amor ha llegado, y ha sanado al mundo al concederle la paz de Cristo.