La salvación depende de mi decisión.
1. Padre, Tu confianza en mí ha sido tan grande que debo ser digno de ella. 2 Tú me creaste y me conoces tal como soy. 3 Y así, pusiste en mis manos la salvación de Tu Hijo y dejaste que dependiera de mi decisión. 4 ¡Cuán grande debe ser Tu Amor por mí! 5 Y mi santidad debe ser asimismo inexpugnable para que hayas puesto a Tu Hijo en mis manos con la certeza de que Aquel que es parte de Ti y también de mí, puesto que es mi Ser, está a salvo.
2. Y así, hoy volvemos a hacer otra pausa para pensar en lo mucho que nos ama nuestro Padre. 2 Y cuán querido sigue siendo para Él Su Hijo, quien fue creado por Su Amor y en quien el Amor de su Padre alcanza Su plenitud.
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