jueves, 26 de noviembre de 2020

12. ¿Qué es el ego?

 1. El ego no es otra cosa que idolatría; el símbolo de un yo limitado y separado, nacido en un cuerpo, condenado a sufrir y a que su vida acabe en la muerte. 2 Es la “voluntad” que ve a la Voluntad de Dios como su enemigo y que adopta una forma en la que Ésta es negada. 3 El ego es la “prueba” de que la fuerza es débil y el amor temible, la vida en realidad es la muerte y sólo lo que se opone a Dios es verdad. 

2. El ego es demente. 2 Lleno de miedo, se alza más allá de lo Omnipresente, apartado de la Totalidad y separado de lo Infinito. 3 En su demencia cree también haber vencido a Dios. 4 Y desde su terrible autonomía “ve” que la Voluntad de Dios ha sido destruida. 5 Sueña con el castigo y tiembla ante las figuras de sus sueños: sus enemigos, que andan tras él queriendo asesinarlo antes de que él pueda proteger su seguridad atacándolos primero. 

3. El Hijo de Dios no tiene ego. 2 ¿Qué puede saber él de la locura o de la muerte de Dios, cuando mora en Él? 3 ¿Qué puede saber de penas o de sufrimientos, cuando vive en una dicha eterna? 4 ¿Qué puede saber del miedo o del castigo, del pecado o de la culpa, del odio o del ataque, cuando lo único que le rodea es paz eterna, por siempre imperturbable y libre de todo conflicto, en la tranquilidad y silencio más profundos? 

4. Conocer la realidad significa no ver al ego ni a sus pensamientos, sus obras o actos, sus leyes o creencias, sus sueños o esperanzas, así como tampoco los planes que tiene para su propia salvación ni el costo que conlleva creer en él. 2 Desde el punto de vista del sufrimiento, el precio que hay que pagar por tener fe en el ego es tan inmenso que la ofrenda que se hace a diario en su tenebroso santuario es la crucifixión del Hijo de Dios. a Y la sangre no puede sino correr ante el altar donde sus enfermizos seguidores se preparan para morir. 

5. No obstante, una sola azucena de perdón puede transformar la obscuridad en luz y el altar a las ilusiones en el templo a la Vida Misma. 2 Y la paz se les restituirá para siempre a las santas mentes que Dios creó como Su Hijo, Su Morada, Su Dicha y Su Amor, completamente Suyas y completamente unidas a Él.

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