La ira procede de los juicios. Y los juicios son el arma que utilizo contra mí mismo a fin de mantener el milagro alejado de mi
1. Padre, deseo lo que va en contra de mi voluntad y no lo que es mi voluntad tener. 2 Rectifica mi mente, Padre mío, 3 pues está enferma. 4 Pero Tú has ofrecido libertad, y yo elijo reclamar Tu regalo hoy. 5 Y así, le entrego todo juicio a Aquel que Tú me diste para que juzgara por mí. 6 Él ve lo que yo contemplo, sin embargo, conoce la verdad. 7 Ve el dolor, mas comprende que no es real, y a la luz de Su entendimiento el dolor se subsana. 8 Y concede los milagros que mis sueños quieren ocultar de mi conciencia. 9 Que sea Él Quien juzgue hoy. 10 No conozco mi voluntad, pero Él está seguro de que es la Tuya. 11 Y hablará en mi nombre e invocará Tus milagros para que vengan a mí.
2. Escucha hoy. 2 Permanece muy quedo y oye la dulce Voz que habla por Dios asegurarte que Él te ha juzgado como el Hijo que Él ama.
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