domingo, 20 de diciembre de 2020

Diumenge 20 de desembres del 2020




El símbolo de la Navidad es una estrella; una luz en la obscuridad. No la veas como algo que se encuentra fuera de ti, sino como algo que refulge en el Cielo interno, y acéptala como la señal de que la hora de Cristo ha llegado.

T.15.XI.2:1-2 
XI. La Navidad como símbolo del fin del sacrificio 1. No temas reconocer que la idea del sacrificio no es sino tu propia invención 2 ni trates de protegerte a ti mismo buscando seguridad donde no la hay. 3 Tus hermanos y tu Padre se han vuelto muy temibles para ti. 4 Y estás dispuesto a regatear con ellos por unas cuantas relaciones especiales, en las que crees ver ciertos vestigios de seguridad. 5 No sigas tratando de mantener tus pensamientos separados del Pensamiento que se te ha dado. 6 Cuando aquellos se ponen al lado de Éste y se perciben allí donde realmente se encuentran, elegir entre ellos no es más que un dulce despertar, tan simple como abrir los ojos a la luz del día cuando ya no tienes más sueño. 2. El símbolo de la Navidad es una estrella; una luz en la obscuridad. 2 No la veas como algo que se encuentra fuera de ti, sino como algo que refulge en el Cielo interno, y acéptala como la señal de que la hora de Cristo ha llegado. 3 Cristo llega sin exigir nada. 4 No le exige a nadie ningún tipo de sacrificio. 5 En Su Presencia la idea de sacrificio deja de tener significado, 6 pues Él es el Anfitrión de Dios. 7 Y tú no tienes más que invitar a Aquel que ya se encuentra ahí, al reconocer que Su Anfitrión es Uno y que ningún pensamiento ajeno a Su Unicidad puede residir allí con Él. 8 El amor tiene que ser total para que se Le pueda dar la bienvenida, pues la Presencia de la Santidad es lo que crea la santidad que lo envuelve. 9 Ningún temor puede asaltar al anfitrión que le abre los brazos a Dios en la hora de Cristo, pues el anfitrión es tan santo como la Perfecta Inocencia que Cristo protege y Cuyo poder a su vez lo protege a él. 3. Esta Navidad entrégale al Espíritu Santo todo lo que te hiere. 2 Permítete a ti mismo ser sanado completamente para que puedas unirte a Él en la curación, y celebremos juntos nuestra liberación liberando a todo el mundo junto con nosotros. 3 Inclúyelo todo, pues la liberación es total, y cuando la hayas aceptado junto conmigo la darás junto conmigo 4 Todo dolor, sacrificio y pequeñez desaparecerá de nuestra relación, que es tan inocente como la relación que tenemos con nuestro Padre e igual de poderosa. 5 Todo dolor que se traiga ante nuestra presencia desaparecerá, y sin dolor no puede haber sacrificio. 6 Y allí donde no hay sacrificio, allí está el amor. 

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