Mi voluntad es que se haga la luz.
1. Hoy vamos a examinar la voluntad que compartes con Dios. 2 Dicha voluntad no es lo mismo que los vanos deseos del ego, de los cuales emanan las tinieblas y la nada. 3 La voluntad que compartes con Dios encierra dentro de sí todo el poder de la Creación. 4 Los vanos deseos del ego no se pueden compartir y, por lo tanto, no tienen poder alguno. 5 Sus deseos no son infructuosos en el sentido de que pueden dar lugar a un mundo de ilusiones en el cual puedes llegar a creer ciegamente. 6 Desde el punto de vista de la Creación, no obstante, son ciertamente infructuosos, pues no dan lugar a nada que sea real.
2. Los vanos deseos y los resentimientos son socios o co-fabricantes del mundo tal como lo ves. 2 Los deseos del ego dieron lugar al mundo, y la necesidad del ego de abrigar resentimientos—los cuales son indispensables para sustentar este mundo—lo pueblan de figuras que parecen atacarte y hacer que tus juicios estén “justificados”. 3 Estas figuras se convierten en los intermediarios que el ego emplea en el tráfico de resentimientos. 4 Se interponen entre tu conciencia y la realidad de tus hermanos. 5 Al contemplar dichas figuras, no puedes conocer a tus hermanos ni a tu Ser.
3. Pierdes conciencia de tu voluntad en esta extraña negociación en la que la culpa se trueca una y otra vez, y los resentimientos aumentan con cada intercambio. 2 ¿Podría un mundo como éste haber sido creado por la Voluntad que el Hijo de Dios comparte con su Padre? 3 ¿Acaso creó Dios desastres para Su Hijo? 4 La Creación es la Voluntad conjunta de Ambos. 5 ¿Hubiese creado Dios un mundo que Lo pudiese destruir?
4. Hoy trataremos una vez más de ponernos en contacto con el mundo que es acorde con tu voluntad. 2 La luz está en él porque no se opone a la Voluntad de Dios. 3 No es el Cielo, pero la luz del Cielo resplandece sobre él. 4 Las tinieblas han desaparecido, 5 y los vanos deseos del ego se han disipado. 6 Sin embargo, la luz que resplandece sobre dicho mundo es un reflejo de tu voluntad. 7 Por lo tanto, es dentro de ti donde la buscaremos.
5. Tu imagen del mundo tan sólo puede reflejar lo que está dentro de ti. 2 Ni la fuente de la luz ni la de la obscuridad pueden encontrarse fuera de ti. 3 Tus resentimientos nublan tu mente y, como consecuencia de ello, contemplas un mundo tenebroso. 4 El perdón despeja las tinieblas, reafirma tu voluntad y te permite contemplar un mundo de luz. 5 Hemos subrayado repetidas veces que es fácil salvar la barrera de los resentimientos, y que ésta no puede interponerse entre tu salvación y tú. 6 La razón es muy simple. 7 ¿Quieres realmente estar en el infierno? 8 ¿Quieres realmente gemir, sufrir y morir?
6. Olvídate de los argumentos del ego que tratan de probar que todo eso es realmente el Cielo. 2 Tú sabes bien que no lo es. 3 Eso no puede ser lo que deseas para ti mismo. 4 Hay un punto más allá del cual las ilusiones no pueden pasar. 5 El sufrimiento no es felicidad, y la felicidad es lo que realmente deseas. 6 Eso es lo que en verdad es tu voluntad. 7 Y por ende, la salvación es asimismo tu voluntad. 8 Tú quieres tener éxito en lo que nos proponemos hacer hoy. 9 Así que lo emprendemos con tu bendición y grata conformidad.
7. Tendremos éxito hoy si recuerdas que lo que quieres para ti es la salvación. 2 Quieres aceptar el plan de Dios porque eres parte integrante de él. 3 No tienes ninguna voluntad que realmente se pueda oponer a ese plan ni tampoco es ése tu deseo. 4 La salvación es para ti. 5 Por encima de todo quieres tener la libertad de recordar Quién eres realmente. 6 Hoy es el ego el que se encuentra impotente ante tu voluntad. 7 Tu voluntad es libre y nada puede prevalecer contra ella.
8. Abordaremos los ejercicios de hoy, por lo tanto, con entusiasmo y confianza, seguros de que encontraremos lo que es tu voluntad encontrar y de que recordaremos lo que es tu voluntad recordar. 2 Ningún deseo vano puede detenernos ni engañarnos con ilusiones de fuerza. 3 Deja que hoy se haga tu voluntad, y pon fin de una vez por todas a la absurda creencia de que prefieres el infierno al Cielo.
9. Comenzaremos nuestras sesiones de práctica más largas reconociendo que el plan de Dios para la salvación y sólo el Suyo, es el que está en completo acuerdo con tu voluntad. 2 No es el designio de un poder extraño que se te impone en contra de tu voluntad. 3 Es el único objetivo aquí con el que tú y tu Padre estáis perfectamente de acuerdo. 4 Triunfarás hoy: la hora señalada para la emancipación del Hijo de Dios del infierno y de todos los deseos vanos. 5 Su voluntad queda ahora reinstaurada en su conciencia. 6 Él está dispuesto hoy mismo a contemplar la luz que mora en él y a salvarse.
10. Después que te hayas recordado esto a ti mismo y hayas resuelto mantener tu voluntad claramente en tu mente, repite para tus adentros estas palabras con templada determinación y tranquila certeza: 2 Mi voluntad es que se haga la luz. 3 Quiero contemplar la luz que refleja la Voluntad de Dios y la mía. 4 Deja entonces que tu voluntad se afirme a sí misma, unida al Poder de Dios y en unión con tu Ser. 5 Pon el resto de la sesión de práctica bajo Su dirección. 6 Únete a Ellos que te señalan el camino.
11. En las sesiones de práctica más cortas, declara nuevamente lo que realmente deseas. 2 Di: 3 Mi voluntad es que se haga la luz. 4 La obscuridad no es mi voluntad. 5 Debes repetir esto varias veces por hora. 6 Es de suma importancia, no obstante, que apliques esta idea de inmediato si te sientes tentado de abrigar cualquier clase de resentimiento. 7 Esto te ayudará a desprenderte de todos ellos en lugar de seguir abrigándolos y ocultándolos en la obscuridad.
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