martes, 8 de junio de 2021

LECCIÓN 160

Yo estoy en mi hogar. El miedo es el que es un extraño aquí. 

1. El miedo es un extraño en los caminos del amor. 2 Identifícate con el miedo y te vuelves un extraño ante tus propios ojos. 3 Y de este modo, no te conocerás a ti mismo. 4 Lo que tu Ser es sigue siendo algo ajeno para la parte de ti que se cree real, aunque diferente de ti. 5 En tales circunstancias, ¿quién podría estar en su sano juicio? 6 ¿Quién sino un loco podría creer que él es lo que no es y juzgar en contra de sí mismo? 

2. Hay un extraño entre nosotros que procede de una idea tan ajena a la verdad que habla un idioma distinto, percibe un mundo que la verdad desconoce y entiende aquello que la verdad considera como carente de sentido. 2 Pero aún más extraño es el hecho de que no reconoce a aquel a quien visita y, sin embargo, sostiene que el hogar de éste es suyo, mientras que el que está en su hogar es el que es el extraño. 3 No obstante, qué fácil sería decir: “Éste es mi hogar. 4 Es donde me corresponde estar y no me iré porque un loco me diga que tengo que hacerlo”. 

3. ¿Qué razón hay para no decir esto? 2 ¿Cuál podría ser la razón sino que, al haber invitado a ese extraño a ocupar tu lugar, has permitido convertirte en un extraño ante tus propios ojos? 3 Nadie se dejaría desahuciar tan innecesariamente a no ser que pensase que hay otro hogar más acorde con sus gustos. 

4. ¿Quién es el extraño? 2 ¿A quién no le corresponde estar en el hogar que Dios proveyó para Su Hijo, a ti o al miedo? 3 ¿Es acaso el miedo obra Suya, creado a Su Semejanza? 4 ¿Es acaso el miedo lo que el amor completa y mediante lo cual se completa a sí mismo? 5 No hay hogar que pueda darle cobijo al amor y al miedo a la vez, 6 pues no pueden coexistir. 7 Si tú eres real, el miedo tiene que ser una ilusión. 8 Mas si el miedo es real, entonces eres tú el que no existe en absoluto. 

5. ¡Cuán fácilmente se puede resolver este dilema! 2 Todo aquel que tiene miedo se ha negado a sí mismo y declarado: “Yo soy el extraño aquí. 3 De modo que le cedo mi hogar a uno que es más como yo que yo mismo y le doy todo cuanto pensé que era mío”. 4 Ahora se encuentra forzosamente exilado, sin saber quién es, inseguro de todo menos de esto: que él no es él mismo y que se le ha negado su hogar. 

6. ¿En pos de qué va a ir ahora? 2 ¿Qué podría encontrar? 3 Alguien que se ha vuelto un extraño para sí mismo no puede encontrar un hogar no importa dónde lo busque, pues él mismo ha imposibilitado su regreso. 4 Está perdido a menos que un milagro venga y le muestre que ya no es un extraño. 5 El milagro vendrá. 6 Pues su Ser sigue morando en su hogar. 7 Y su Ser no ha invitado a ningún extraño ni se ha confundido a Sí Mismo con ningún pensamiento ajeno a Él. 8 E invocará a los Suyos a que vengan a Él en reconocimiento de lo que es Suyo. 

7. ¿Quién es el extraño? 2 ¿No es acaso aquel a quien tu Ser no invoca? 3 Ahora eres incapaz de reconocer a ese extraño que merodea entre vosotros, al haberle cedido tu legítimo lugar. 4 No obstante, tu Ser está tan seguro de lo que es Suyo como Dios lo está de Su Hijo. 5 Dios no está confundido con respecto a Su Creación. 6 Está seguro de lo que es Suyo. 7 Ningún extraño se puede interponer entre Su Conocimiento y la realidad de Su Hijo. 8 Él no sabe de extraños. 9 Él está seguro de Quién es Su Hijo. 

8. La certeza de Dios es suficiente. 2 A aquel a quien Él reconoce como Su Hijo le corresponde estar allí donde Él ubicó a Su Hijo para siempre. 3 Él ha contestado tu pregunta: “¿Quién es el extraño?” 4 Oye Su Voz asegurarte, con serenidad y certeza, que no eres un extraño para tu Padre, ni tu Creador se ha vuelto un extraño para ti. 5 Aquel a quien Dios se ha unido es eternamente uno, pues en Él está en su hogar y no es un extraño para sí mismo. 

9. Hoy damos gracias de que Cristo haya venido a buscar en el mundo lo que es Suyo. 2 Su visión no ve extraños, sino que contempla a los Suyos y se une a ellos jubilosamente. 3 Ellos Lo ven como un extraño, pues no se reconocen a sí mismos. 4 No obstante, a medida que Le den la bienvenida, se acordarán. 5 Y Él los conducirá dulcemente de regreso a su hogar, donde les corresponde estar. 

10. Cristo no se olvida de nadie. 2 No deja de darte ni uno solo de tus hermanos para que los recuerdes a todos, de manera que tu hogar pueda ser pleno y perfecto, tal como fue establecido. 3 Él no se ha olvidado de ti. 4 Mas tú no Lo podrás recordar hasta que contemples todo tal como Él lo hace. 5 El que niega a su hermano lo está negando a Él, por lo tanto, se está negando a aceptar el don de la visión mediante el cual puede reconocer a su Ser claramente, recordar su hogar y alcanzar la salvación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario