domingo, 18 de julio de 2021

LECCIÓN 200

No hay más paz que la de Dios. 

1. Deja de buscar. 2 No hallarás otra paz que la de Dios. 3 Acepta este hecho y te evitarás la agonía de sufrir aún más amargos desengaños o de verte invadido por una sombría desesperación y una gélida sensación de desesperanza y de duda. 4 Deja de buscar. 5 No hay nada más que puedas encontrar salvo la Paz de Dios, a no ser que lo que busques sea infelicidad y dolor. 

2. Éste es el punto final al que en última instancia todo el mundo tiene que llegar para dejar a un lado toda esperanza de hallar felicidad allí donde no la hay; de ser salvado por lo que tan sólo puede causar dolor; y de hacer paz del caos, dicha del dolor y Cielo del infierno. 2 No sigas tratando de ganar por medio de la pérdida ni de morir para vivir, 3 pues no estarás sino buscando la derrota. 

3. No obstante, con la misma facilidad puedes pedir amor, felicidad y vida eterna en una paz que no tiene fin. 2 Pide esto y sólo puedes ganar. 3 Pedir lo que ya tienes te lleva al éxito. 4 Pedir que lo que es falso sea verdadero sólo puede conducir al fracaso. 5 Perdónate a ti mismo tus vanas imaginaciones y no sigas buscando lo que no puedes encontrar. 6 Pues ¿qué podría ser más absurdo que buscar el infierno una y otra vez cuando no tienes más que abrir los ojos y mirar para darte cuenta de que el Cielo se encuentra ante ti, allende el umbral de una puerta que se abre fácilmente dándote la bienvenida? 

4. Regresa a casa. 2 Jamás encontraste felicidad en lugares extraños ni en formas que te son ajenas y que no tienen ningún significado para ti, si bien trataste de hacer que lo tuvieran. 3 No perteneces a este mundo. 4 Aquí eres un extraño. 5 Pero te ha sido dado encontrar los medios por los que el mundo deja de parecer una prisión o una cárcel para nadie. 

5. Se te concede la libertad allí donde no veías más que cadenas y puertas de hierro. 2 Mas si quieres hallar escapatoria tienes que cambiar de parecer con respecto al propósito del mundo. 3 Permanecerás encadenado hasta que veas el mundo como un lugar bendito y liberes de tus errores a cada hermano y lo honres tal como es. 4 Tú no lo creaste ni tampoco te creaste a ti mismo. 5 Y al liberar a uno, el otro es aceptado tal como es. 

6. ¿Qué función tiene el perdón? 2 En realidad no tiene ninguna ni hace nada, 3 pues en el Cielo se le desconoce. 4 Es sólo en el infierno donde se le necesita y donde tiene una formidable función que desempeñar. 5 ¿No es acaso un propósito loable ayudar al bienamado Hijo de Dios a escapar de los sueños de maldad, que aunque son sólo fabricaciones suyas, él cree que son reales? 6 ¿Quién podría aspirar a más mientras parezca que hay que elegir entre el éxito y el fracaso, entre el amor y el miedo? 

7. No hay más paz que la de Dios porque Él tiene un solo Hijo, que no puede construir un mundo en oposición a la Voluntad de su Padre o a la suya propia, la cual es la misma que la de Él. 2 ¿Qué podría esperar encontrar en semejante mundo? 3 No puede ser real, ya que nunca fue creado. 4 ¿Es acaso ahí adonde iría en busca de paz? 5 ¿O bien tiene que darse cuenta de que tal como él ve el mundo, éste sólo puede engañar? 6 Puede aprender, no obstante, a verlo de otra manera y encontrar la Paz de Dios. 

8. La paz es el puente que todos habrán de cruzar para dejar atrás este mundo. 2 Mas se empieza a tener paz en él cuando se percibe de otra manera, y esta nueva percepción nos conduce hasta las puertas del Cielo y al camino que yace tras ellas. 3 La paz es la respuesta a las metas conflictivas, a las jornadas insensatas, a las búsquedas vanas y frenéticas y a los empeños sin sentido. 4 Ahora el camino es fácil, y nos conduce por una ligera pendiente hasta el puente donde la libertad yace dentro de la Paz de Dios. 

9. No volvamos a perder el rumbo hoy. 2 Nos dirigimos al Cielo y el camino es recto. 3 Sólo si procuramos desviarnos podemos retrasarnos y perder el tiempo innecesariamente por escabrosas veredas. 4 Dios es lo único seguro que existe y Él guiará nuestros pasos. 5 No abandonará a Su Hijo en la necesidad ni permitirá que se aleje para siempre de su hogar. 6 El Padre llama; el Hijo Le oirá. 7 Y eso es todo lo que hay con respecto a lo que parece ser un mundo separado de Dios, en el que los cuerpos son reales. 

10. Ahora reina el silencio. 2 Deja de buscar. 3 Has llegado allí donde el camino está alfombrado con las hojas de los falsos deseos que antes anhelabas, caídas ahora de los árboles de la desesperanza. 4 Ahora se encuentran bajo tus pies. 5 Y levantas la mirada y contemplas al Cielo con los ojos del cuerpo, que ahora sólo te van a servir por un instante más. 6 Por fin la paz ha sido reconocida, y puedes sentir cómo su tierno abrazo envuelve tu corazón y tu mente con consuelo y amor. 

11. Hoy no buscamos ídolos. 2 La paz no se puede encontrar en ellos. 3 La Paz de Dios es nuestra y no vamos a aceptar o querer nada más. 4 ¡Que la paz sea con nosotros hoy! 5 Pues hemos encontrado una manera sencilla y grata de abandonar el mundo de la ambigüedad y de reemplazar nuestros objetivos cambiantes por un solo propósito y nuestros sueños solitarios por compañerismo. 6 Pues la paz es unión, si procede de Dios. 7 Hemos abandonado toda búsqueda. 8 Nos encontramos muy cerca de nuestro hogar y nos acercamos aún más a él cada vez que decimos: 9 No hay más paz que la de Dios, y estoy contento y agradecido de que así sea.

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