Dios es mi Padre y Su Hijo Lo ama.
1. Padre, no puedo sino corresponder a Tu Amor, pues dar es lo mismo que recibir y Tú me has dado todo Tu Amor. 2 Tengo que corresponder a él, pues quiero tener plena conciencia de que es mío, de que arde en mi mente y de que, en su benéfica luz, la mantiene inmaculada, amada, libre de miedo y con un porvenir en el que sólo se puede perfilar paz. 3 ¡Cuán apacible es el camino por el que a Tu amoroso Hijo se le conduce hasta Ti!
2. Hermano mío, ahora hallamos esa quietud. 2 El camino está libre y despejado. 3 Ahora lo recorremos juntos y en paz. 4 Me has tendido la mano y yo nunca te abandonaré. 5 Somos uno, y es sólo esta unicidad lo que buscamos a medida que damos los últimos pasos con los que concluye una jornada que nunca comenzó
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