Tan sólo puedo renunciar a lo que nunca fue real.
1. Lo único que sacrifico son las ilusiones, nada más. 2 Y a medida que éstas desaparecen, descubro los dones que trataban de ocultar, los cuales me aguardan en jubilosa espera, listos para entregarme los ancestrales mensajes que me traen de Dios. 3 En cada don Suyo que acepto yace Su recuerdo. 4 Y cada sueño sirve únicamente para ocultar el Ser que es el único Hijo de Dios, el Ser que fue creado a Su Semejanza, el Santo Ser que aún mora en Él para siempre, tal como Él aún mora en mí.
2. Padre, para Ti cualquier sacrificio sigue siendo algo por siempre inconcebible. 2 Por lo tanto, sólo en sueños puedo hacer sacrificios. 3 Tal como Tú me creaste, no puedo renunciar a nada que Tú me hayas dado. 4 Lo que Tú no has dado es irreal. 5 ¿Qué pérdida puedo anticipar sino la pérdida del miedo y el regreso del amor a mi mente?
No hay comentarios:
Publicar un comentario