enlace a "la función del obrador de Milagros"
1. Si no puedes oír la Voz de Dios es porque estás eligiendo no escucharla. 2 Pero que sí escuchas a la voz de tu ego lo demuestran tus actitudes, tus sentimientos y tu comportamiento. 3 No obstante, eso es lo que quieres. 4 Por eso es por lo que luchas y lo que procuras proteger manteniéndote alerta. 5 Tu mente está repleta de estratagemas para hacer quedar bien al ego, pero no buscas la faz de Cristo. 6 El espejo en el que el ego trata de ver su rostro es ciertamente tenebroso. 7 ¿De qué otra manera, sino con espejos, podría seguir manteniendo la falsedad de su existencia? 8 Con todo, dónde buscas para encontrarte a ti mismo depende de ti.
1. Si no puedes oír la Voz de Dios es porque estás eligiendo no escucharla. 2 Pero que sí escuchas a la voz de tu ego lo demuestran tus actitudes, tus sentimientos y tu comportamiento. 3 No obstante, eso es lo que quieres. 4 Por eso es por lo que luchas y lo que procuras proteger manteniéndote alerta. 5 Tu mente está repleta de estratagemas para hacer quedar bien al ego, pero no buscas la faz de Cristo. 6 El espejo en el que el ego trata de ver su rostro es ciertamente tenebroso. 7 ¿De qué otra manera, sino con espejos, podría seguir manteniendo la falsedad de su existencia? 8 Con todo, dónde buscas para encontrarte a ti mismo depende de ti.
2. He dicho que no puedes cambiar de mentalidad modificando tu conducta, mas he dicho también y en muchas
ocasiones, que puedes cambiar de mentalidad. 2 Cuando tu estado de ánimo te diga que has elegido
equivocadamente, y esto es así siempre que no te sientes contento, reconoce entonces que eso no tiene por qué
ser así. 3 En cada caso has pensado mal acerca de algún hermano que Dios creó y estás percibiendo imágenes
que tu ego forja en un espejo tenebroso. 4 Examina honestamente qué es lo que has pensado que Dios no habría
pensado y qué no has pensado que Dios habría querido que pensases. 5 Examina honestamente tanto lo que has
hecho como lo que has dejado sin hacer y cambia entonces de mentalidad para que así puedas pensar con la
Mente de Dios. 6 Esto puede parecer difícil, pero es mucho más fácil que intentar pensar al revés de como
piensa Él. 7 Tu mente y la de Dios son una. 8 Negar esto y pensar de otra manera ha conservado a tu ego
intacto, pero ha dividido literalmente a tu mente. 9 Como hermano que te ama, tu mente es de suma
importancia para mí, y te exhorto a seguir mi ejemplo cuando te contemples a ti mismo o cuando contemples a
tu hermano, y a que veas en ambos las gloriosas Creaciones de un Padre glorioso.
3. Cuando te sientas triste, reconoce que eso no tiene por qué ser así. 2 Las depresiones proceden de la sensación
de que careces de algo que deseas y no tienes. 3 Recuerda que no careces de nada excepto si tú mismo así lo
has decidido, y toma entonces otra decisión.
4. Cuando sientas ansiedad, date cuenta de que la ansiedad procede de los caprichos del ego y luego reconoce que
eso no tiene por qué ser así. 2 Puedes estar tan alerta contra los dictados del ego como en su favor.
5. Cuando te sientas culpable, recuerda que el ego ciertamente ha violado las Leyes de Dios, pero tú no. 2 Los
“pecados” del ego déjamelos a mí. 3 Ése es el propósito de la Expiación. 4 Pero hasta que no cambies de
parecer con respecto a aquellos a quienes tu ego ha herido, la Expiación no podrá liberarte. 5 Si te sigues
sintiendo culpable es porque tu ego sigue al mando, ya que sólo el ego puede experimentar culpa. 6 Eso no
tiene por qué ser así.
6. Vigila tu mente contra las tentaciones del ego y no te dejes engañar por él. 2 No tiene nada que ofrecerte.
3 Cuando hayas abandonado ese desánimo voluntario, verás cómo tu mente puede concentrarse, trascender toda
fatiga y sanar. 4 No obstante, no te mantienes lo suficientemente alerta contra las exigencias del ego como para
poder librarte de ellas. 5 Eso no tiene por qué ser así.
7. El hábito de colaborar con Dios y Sus Creaciones se adquiere fácilmente si te niegas diligentemente a dejar que
tu mente divague. 2 No se trata de un problema de falta de concentración, sino de la creencia de que nadie,
incluido tú, es digno de un esfuerzo continuo. 3 Ponte de mi parte sistemáticamente contra este engaño y no
permitas que esa desafortunada creencia te retrase. 4 Los descorazonados no pueden ayudarse a sí mismos ni
me pueden ayudar a mí.
a Sin embargo, sólo el ego puede sentirse descorazonado.
8. ¿Te has detenido a pensar seriamente en las muchas oportunidades que has tenido de regocijarte y en cuántas
has dejado pasar?
2 El poder de un Hijo de Dios es ilimitado, pero él puede restringir la expresión de su poder
tanto como quiera. 3 Tu mente y la mía pueden unirse para desvanecer con su luz a tu ego, liberando la Fuerza
de Dios para que reverbere en todo lo que hagas o pienses. 4 No te conformes con menos y niégate a aceptar
como tu objetivo nada que no sea eso. 5 Vigila tu mente con sumo cuidado contra cualquier creencia que se
interponga en el logro de tu objetivo, y recházala. 6 Juzga por tus sentimientos cuán bien has hecho esto, pues
ése es el único uso acertado del juicio. 7 Los juicios, al igual que cualquier otra defensa, se pueden utilizar para
atacar o para proteger, para herir o para sanar. 8 Al ego se le debe llevar a juicio y allí declararlo inexistente.
9 Sin tu lealtad, protección y amor, el ego no puede existir. 10 Deja que sea juzgado imparcialmente y no podrás
por menos que retirarle tu lealtad, tu protección y tu amor.
9. Eres un espejo de la verdad en el que Dios Mismo brilla en perfecta luz. 2 Al tenebroso espejo del ego no tienes
sino que decirle: “No voy a mirar ahí porque sé que esas imágenes no son verdad”. 3 Deja entonces que el
Santísimo brille sobre ti en paz, sabiendo que así y sólo así es como debe ser. 4 Su Mente resplandeció sobre ti
en tu creación y le dio existencia a tu mente. 5 Su Mente resplandece todavía sobre ti y no puede sino
resplandecer a través de ti. 6 Tu ego no puede impedir que Dios resplandezca sobre ti, pero puede impedir que
Lo dejes resplandecer a través de ti.
10. El Primer Advenimiento de Cristo no es más que otro nombre para la Creación, pues Cristo es el Hijo de Dios.
2 El Segundo Advenimiento de Cristo no significa otra cosa que el fin del dominio del ego y la sanación de la
mente. 3 Al igual que tú, fui creado en el primero, y te he llamado para que te unas a mí en el segundo. 4 Estoy
a cargo del Segundo Advenimiento, y mi juicio, que se usa solamente como protección, no puede ser erróneo
porque nunca ataca. 5 El tuyo puede estar tan distorsionado que hasta creas que me equivoqué al escogerte. 6 Te
aseguro que eso es un error de tu ego. 7 No lo confundas con humildad. 8 Tu ego está tratando de convencerte
de que él es real y de que yo no lo soy, ya que si yo soy real, no puedo ser más real que tú. 9 Ese conocimiento —y te aseguro yo que es conocimiento—significa que Cristo ha venido a tu mente y la ha sanado.
11. Yo no ataco a tu ego. 2 Trato con tu mente superior—la morada del Espíritu Santo—tanto si estás dormido
como si estás despierto, al igual como tu ego trata con tu mente inferior, que es su hogar. 3 Me mantengo alerta
por ti con respecto a esto porque tú estás tan confundido que te resulta imposible reconocer tu propia
esperanza. 4 No estoy equivocado. 5 Tu mente optará por unirse a la mía y juntos somos invencibles. 6 Tú y tu
hermano os uniréis finalmente en mi nombre y vuestra cordura os será restaurada. 7 Resucité a los muertos
porque sabía que la vida era un atributo eterno de todo lo que el Dios viviente creó. 8 ¿Por qué crees que habría
de ser más difícil para mí inspirar a los desanimados o estabilizar lo inestable?
9 Yo no creo que haya grados de
dificultad en los milagros; tú sí. 10 Te he llamado y tú responderás. 11 Yo comprendo que los milagros son
acontecimientos naturales porque son expresiones de amor. 12 El que yo te llame es tan natural como el que tú
me respondas, e igualmente inevitable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario