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1 La Grandeza es de Dios y sólo de Él. 2 Por lo tanto, se encuentra en ti. 3 Siempre que te vuelves consciente de Ella, por vagamente que sea, abandonas al ego automáticamente, ya que en presencia de la Grandeza de Dios la insignificancia del ego resulta perfectamente evidente. 4 Cuando esto ocurre, el ego cree—a pesar de que no lo entiende—que su “enemigo” lo ha atacado, e intenta ofrecerte regalos para inducirte a que vuelvas a ponerte bajo su “protección”. 5 El autoengrandecimiento es la única ofrenda que puede hacer. 6 La grandiosidad del ego es la alternativa que él ofrece a la Grandeza de Dios. 7 ¿Por cuál de estas dos alternativas te vas a decidir?
1 La Grandeza es de Dios y sólo de Él. 2 Por lo tanto, se encuentra en ti. 3 Siempre que te vuelves consciente de Ella, por vagamente que sea, abandonas al ego automáticamente, ya que en presencia de la Grandeza de Dios la insignificancia del ego resulta perfectamente evidente. 4 Cuando esto ocurre, el ego cree—a pesar de que no lo entiende—que su “enemigo” lo ha atacado, e intenta ofrecerte regalos para inducirte a que vuelvas a ponerte bajo su “protección”. 5 El autoengrandecimiento es la única ofrenda que puede hacer. 6 La grandiosidad del ego es la alternativa que él ofrece a la Grandeza de Dios. 7 ¿Por cuál de estas dos alternativas te vas a decidir?
2. El propósito de la grandiosidad es siempre encubrir la desesperación. 2 No hay esperanzas de que pueda hacerlo
porque no es real. 3 Es un intento de contrarrestar tu sensación de pequeñez, basado en la creencia de que la
pequeñez es real. 4 Sin esta creencia la grandiosidad no tendría sentido y no la desearías en absoluto. 5 La
esencia de la grandiosidad es la competencia porque la grandiosidad siempre implica ataque. 6 Es un intento
ilusorio de eclipsar, pero no de des-hacer. 7 Dijimos anteriormente que el ego oscila entre la sospecha y la
perversidad. 8 Permanece receloso mientras te desesperes contigo mismo. 9 Pasa a la perversidad cuando
decides no tolerar más tu autodegradación e ir en busca de ayuda. 10 Entonces te ofrece como “solución” la
ilusión del ataque.
3. El ego no entiende la diferencia que hay entre la grandeza y la grandiosidad porque no ve la diferencia que hay
entre los impulsos milagrosos y las extrañas y egocéntricas creencias que él mismo ha inventado. 2 Te dije que
el ego es consciente de que su existencia está amenazada, pero no hace distinciones entre estos dos tipos de
amenaza tan diferentes. 3 Su profunda sensación de vulnerabilidad le impide juzgar, excepto con ataques.
4 Cuando el ego se siente amenazado, su única elección estriba en si atacar ahora o retirarse y atacar más tarde.
5 Si aceptas su oferta de grandiosidad atacará inmediatamente. 6 Si no, esperará.
4. El ego queda inmovilizado en presencia de la Grandeza de Dios porque Su Grandeza establece tu libertad. 2 Aun
la más leve indicación de tu realidad expulsa literalmente al ego de tu mente ya que deja de interesarte por
completo. 3 La grandeza está totalmente desprovista de ilusiones y, puesto que es real, es extremadamente
convincente. 4 Mas la convicción de que es real te abandonará a menos que impidas que el ego la ataque. 5 El
ego no escatimará esfuerzo alguno por rehacerse y movilizar sus recursos en contra de tu liberación. 6 Te dirá
que estás loco, y alegará que la grandeza no puede ser realmente parte de ti debido a la pequeñez en la que él
cree. 7 Pero tu grandeza no es ilusoria porque no fue invención tuya. 8
lnventaste la grandiosidad y le tienes
miedo porque es una forma de ataque, pero tu grandeza es de Dios, Quien la creó como expresión de Su Amor.
5. Desde tu grandeza tan sólo puedes bendecir porque tu grandeza es tu abundancia. 2 Al bendecir la conservas en
tu mente, protegiéndola así de las ilusiones y manteniéndote a ti mismo en la Mente de Dios. 3 Recuerda
siempre que no puedes estar en ninguna otra parte, excepto en la Mente de Dios. 4 Cuando te olvidas de esto, te
desesperas y atacas.
6. El ego depende exclusivamente de que estés dispuesto a tolerarlo. 2 Si estuvieras dispuesto a contemplar tu
grandeza no podrías desesperarte y, por ende, no podrías desear al ego. 3 Tu grandeza es la Respuesta de Dios
al ego porque es verdad. 4 La pequeñez y la grandeza no pueden coexistir ni tampoco sucederse
alternadamente. 5 La pequeñez y la grandiosidad, por otra parte, no tan sólo pueden, sino que se ven obligadas
a alternar, puesto que ninguna de las dos es verdad y se encuentran, por lo tanto, en el mismo nivel. 6 Al ser ése
el nivel de los cambios, se experimenta como un constante alternar, siendo los extremos su característica
principal.
7. La verdad y la pequeñez se niegan mutuamente porque la grandeza es verdad. 2 La verdad no cambia; siempre
es verdad. 3 Cuando pierdes la conciencia de tu grandeza es que la has reemplazado con algo que tú mismo
inventaste. 4 Quizá con la creencia en la pequeñez; quizá con la creencia en la grandiosidad. 5 Mas cualquiera
de ellas no puede sino ser demente porque no es verdad. 6 Tu grandeza nunca te engañará, pero tus ilusiones
siempre lo harán. 7 Las ilusiones son engaños. 8 No puedes triunfar, pero estás exaltado. 9 Y en tu estado de
exaltación buscas a otros que son como tú y te regocijas con ellos.
8. Es fácil distinguir la grandeza de la grandiosidad, pues el amor puede ser correspondido, pero el orgullo no. 2 El
orgullo no producirá milagros y, de este modo, te privará de los verdaderos testigos de tu realidad. 3 La verdad
no está velada ni oculta, pero el que sea evidente para ti depende del gozo que lleves a sus testigos, que son
quienes te la mostrarán. 4 Ellos dan testimonio de tu grandeza, pero no pueden dar testimonio del orgullo
porque el orgullo no se puede compartir. 5 Dios quiere que contemples lo que Él creó porque lo que Él creó es
Su Gozo.
9. ¿Cómo puede ser que tu grandeza sea arrogancia cuando Dios Mismo da testimonio de ella?
2 ¿Y puede lo que
no tiene testigos ser real?
3 ¿Qué beneficio se podría derivar de ello?
4 Si no se puede derivar ninguno, el
Espíritu Santo no puede usarlo. 5 Lo que Él no puede transformar en la Voluntad de Dios no existe en absoluto.
6 La grandiosidad es algo ilusorio porque su propósito es reemplazar a tu grandeza. 7 Pero lo que Dios ha
creado no puede ser reemplazado. 8 Dios está incompleto sin ti porque Su Grandeza es total, y tú no puedes
estar excluido de Ella.
10. Eres absolutamente irreemplazable en la Mente de Dios. 2 Nadie más puede ocupar tu lugar en Ella, y mientras
lo dejes desocupado, tu eterno puesto simplemente aguardará tu regreso. 3 Dios te recuerda esto a través de Su
Voz, y Él Mismo mantiene a salvo tus extensiones dentro de Su Mente. 4 Mas no las conocerás hasta que
regreses a ellas. 5 No puedes reemplazar al Reino ni puedes reemplazarte a ti mismo. 6 Dios, que conoce tu
valía, no lo permitiría y, por lo tanto, no puede suceder. 7 Tu valía se encuentra en la Mente de Dios y, por
consiguiente, no sólo en la tuya. 8 Aceptarte a ti mismo tal como Dios te creó no puede ser arrogancia porque
es la negación de la arrogancia. 9 Aceptar tu pequeñez es arrogancia porque significa que crees que tu
evaluación de ti mismo es más acertada que la de Dios.
11. Sin embargo, si la verdad es indivisible, tu evaluación de ti mismo tiene que ser la misma que la de Dios. 2 Tú
no estableciste tu valía, y ésta no necesita defensa. 3 Nada puede atacarla ni prevalecer contra ella. 4 No varía.
5 Simplemente es. 6 Pregúntale al Espíritu Santo cuál es tu valía y Él te lo dirá, pero no tengas miedo de Su
respuesta, pues procede de Dios. 7 Es una respuesta exaltada por razón de su Fuente y como la Fuente es
verdad, la respuesta lo es también. 8 Escucha y no pongas en duda lo que oigas, pues Dios nunca engaña. 9 Él
quiere que reemplaces la creencia del ego en la pequeñez por Su Propia Respuesta exaltada de lo que tú eres,
de modo que puedas dejar de ponerla en duda y la conozcas tal como es.
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