Enlace a "la función del obrador de Milagros"
1. Siéntate sosegadamente, y según contemplas el mundo que ves, repite para tus adentros: “El mundo real no es así. 2 En él no hay edificios ni calles por donde sus habitantes caminan solos y separados. 3 En él no hay tiendas donde la gente compra una infinidad de cosas innecesarias. 4 No está iluminado por luces artificiales ni la noche desciende sobre él. 5 No tiene días radiantes que luego se nublan. 6 En el mundo real nadie sufre pérdidas de ninguna clase. 7 En él todo resplandece, y resplandece eternamente”.
1. Siéntate sosegadamente, y según contemplas el mundo que ves, repite para tus adentros: “El mundo real no es así. 2 En él no hay edificios ni calles por donde sus habitantes caminan solos y separados. 3 En él no hay tiendas donde la gente compra una infinidad de cosas innecesarias. 4 No está iluminado por luces artificiales ni la noche desciende sobre él. 5 No tiene días radiantes que luego se nublan. 6 En el mundo real nadie sufre pérdidas de ninguna clase. 7 En él todo resplandece, y resplandece eternamente”.
2. Tienes que negar el mundo que ves, pues verlo te impide tener otro tipo de visión. 2 No puedes ver ambos
mundos, pues cada uno de ellos representa una manera de ver diferente y depende de lo que tienes en gran
estima. 3 La negación de uno de ellos hace posible la visión del otro. 4 Los dos no pueden ser verdad; no
obstante, cualquiera de ellos te parecerá tan real como el valor que le atribuyas. 5 Su poder, sin embargo, no es
idéntico porque la verdadera atracción que ejercen sobre ti no es igual.
3. Tú no deseas realmente el mundo que ves, pues no ha hecho más que decepcionarte desde los orígenes del
tiempo. 2 Las casas que erigiste jamás te dieron cobijo. 3 Los caminos que construiste no te llevaron a ninguna
parte y ninguna de las ciudades que fundaste ha resistido el asalto demoledor del tiempo. 4 Todo lo que has
hecho lleva impreso sobre sí el estigma de la muerte. 5 No lo tengas en tanta estima, pues es un mundo viejo y
decrépito, e incluso según lo construías estaba ya listo para retornar al polvo. 6 Este mundo doliente no tiene el
poder de influenciar al mundo viviente en absoluto. 7 Tú no puedes conferirle ese poder, y si bien lo abandonas
con tristeza, en él no habrías podido encontrar el camino que conduce más allá de él hacia el otro mundo.
4. El mundo real, por otra parte, tiene el poder de influenciarte incluso aquí porque lo amas. 2 Y lo que pides con
amor vendrá a ti. 3 El amor siempre responde, pues es incapaz de negar una petición de ayuda o de no oír los
gritos de dolor que se elevan hasta él desde todos los rincones de este extraño mundo que construiste, pero que
realmente no deseas. 4 Lo único que necesitas hacer para abandonarlo y reemplazarlo gustosamente por el
mundo que tú no creaste, es estar dispuesto a reconocer que el que fabricaste es falso.
5. Has estado equivocado con respecto al mundo porque te has juzgado erróneamente a ti mismo. 2 ¿Qué podías
haber visto desde un punto de vista tan distorsionado?
3 Toda visión comienza con el que percibe, que es quien
determina lo que es verdad y lo que es falso. 4 Y no podrá ver lo que juzgue como falso. 5 Tú que deseas juzgar
la realidad no puedes verla, pues en presencia de juicios la realidad desaparece. 6 Lo que no está en la mente no
se puede ver porque lo que se niega se encuentra ahí aunque no se reconozca. 7 Cristo sigue estando ahí,
aunque no lo reconozcas. 8 Su Ser no depende de que lo reconozcas. 9 Vive dentro de ti en el sereno presente, y
está esperando a que abandones el pasado y entres en el mundo que te ofrece con amor.
6. No hay nadie en este mundo enloquecido que no haya vislumbrado en alguna ocasión algún atisbo del otro
mundo que le rodea. 2 No obstante, mientras siga otorgando valor a su propio mundo, negará la visión del otro,
manteniendo que ama lo que no ama y negándose a seguir el camino que el amor le señala. 3
¡Cuán
jubilosamente te muestra el camino el Amor! 4 Y a medida que lo sigas, te regocijarás de haber encontrado Su
compañía, y de haber aprendido de Él cómo regresar felizmente a tu hogar. 5 Estás esperando únicamente por
ti. 6 Abandonar este triste mundo e intercambiar tus errores por la Paz de Dios no es sino tu voluntad. 7 Y
Cristo te ofrecerá siempre la Voluntad de Dios, en reconocimiento de que la compartes con Él.
7. La Voluntad de Dios es que nada, excepto Él, ejerza influencia alguna sobre Su Hijo y que nada más ni siquiera
se le acerque. 2 Su Hijo es tan inmune al dolor como lo es Él, Quien lo protege en toda situación. 3 El mundo
que lo rodea refulge con amor porque Dios ubicó a Su Hijo en Sí Mismo donde no existe el dolor y donde el
amor lo envuelve eterna e ininterrumpidamente. 4 Su paz no puede ser perturbada. 5 El Hijo de Dios contempla
con perfecta cordura el amor que lo rodea por todas partes y que se encuentra asimismo dentro de él. 6 Y
negará forzosamente el mundo del dolor en el instante en que se perciba rodeado por los Brazos del Amor. 7 Y
desde este enclave seguro mirará serenamente a su alrededor y reconocerá que el mundo es uno con él.
8. La Paz de Dios supera tu razonar sólo en el pasado. 2 Sin embargo, está aquí y puedes entenderla ahora mismo.
3 Dios ama a Su Hijo eternamente y Su Hijo le corresponde eternamente también. 4 El mundo real es el camino
que te lleva a recordar la única cosa que es completamente verdadera y completamente tuya. 5 Todo lo demás
te lo has prestado a ti mismo en el tiempo y desaparecerá. 6 Pero eso otro es eternamente tuyo, al ser el regalo
de Dios a Su Hijo. 7 Tu única realidad te fue dada, pues mediante ella Dios te creó Uno con Él.
9. Primero soñarás con la paz y luego despertarás a ella. 2 Tu primer intercambio de lo que has hecho por lo que
realmente deseas es el intercambio de las pesadillas por los sueños felices de amor. 3 En ellos se encuentran tus
verdaderas percepciones, pues el Espíritu Santo corrige el mundo de los sueños, en el que reside toda
percepción. 4 El Conocimiento no necesita corrección. 5 Con todo, los sueños de amor conducen al
Conocimiento. 6 En ellos no ves nada temible, y por esa razón constituyen la bienvenida que le ofreces al
Conocimiento. 7 El amor espera la bienvenida, pero no en el tiempo, y el mundo real no es sino tu bienvenida a
lo que siempre fue. 8 Por lo tanto, la llamada al júbilo se encuentra en él, y tu gozosa respuesta es tu despertar a
lo que nunca perdiste.
10. Alaba, pues, al Padre por la perfecta cordura de Su santísimo Hijo. 2 Tu Padre sabe que no tienes necesidad de
nada. 3 Esto es así en el Cielo, pues, ¿qué podrías necesitar en la eternidad?
4 En tu mundo ciertamente tienes
necesidad de cosas. 5 El mundo en el que te encuentras es un mundo de escasez porque estás necesitado. 6 Sin
embargo, ¿podrías encontrarte a ti mismo en un mundo así?
7 Sin el Espíritu Santo la respuesta sería no. 8 Pero
debido a Él, la respuesta es un gozoso sí. 9 Por ser el Mediador entre los dos mundos, Él sabe lo que necesitas y
lo que no te hará daño. 10 El concepto de posesión es un concepto peligroso si se deja en tus manos. 11 El ego
quiere poseer cosas para salvarse, pues poseer es su ley. 12 Poseer por poseer es el credo fundamental del ego y
una de las piedras angulares de los templos que se erige a sí mismo. 13 El ego exige que deposites en su altar
todas las cosas que te ordena obtener, pero no deja que halles gozo alguno en ellas.
11. Todo lo que el ego te dice que necesitas te hará daño. 2 Pues si bien el ego te exhorta una y otra vez a que
obtengas todo cuanto puedas, te deja sin nada, pues exige que le entregues todo lo que obtienes. 3 E incluso de
las mismas manos que lo obtuvieron, será arrebatado y arrojado al polvo. 4 Pues donde el ego ve salvación, ve
también separación, y de esta forma pierdes todo lo que has adquirido en su nombre. 5 No te preguntes a ti
mismo, por lo tanto, qué es lo que necesitas, pues no lo sabes, y lo que te aconsejes a ti mismo te hará daño.
6 Pues lo que crees necesitar servirá simplemente para fortificar tu mundo contra la luz y para hacer que no
estés dispuesto a cuestionar el valor que este mundo tiene realmente para ti.
12. Sólo el Espíritu Santo sabe lo que necesitas. 2 Y te proveerá de todas las cosas que no obstaculizan el camino
hacia la luz. 3 ¿Qué otra cosa podrías necesitar?
4 Mientras estés en el tiempo, Él te proveerá de todo cuanto
requieras, y lo renovará siempre que tengas necesidad de ello. 5 No te privará de nada mientras lo precises.
6 Mas Él sabe que todo cuanto necesitas es temporal, y que sólo durará hasta que dejes a un lado todas tus
necesidades y te des cuenta de que todas ellas ya han sido satisfechas. 7 El Espíritu Santo no tiene, por lo tanto,
ningún interés en las cosas que te proporciona.
a Lo único que le interesa es asegurarse de que no te valgas de
ellas para prolongar tu estadía en el tiempo. 8 Sabe que ahí no estás en casa, y no es Su Voluntad que demores
el jubiloso regreso a tu hogar.
13. Deja, entonces, todas tus necesidades en Sus manos. 2 Él las colmará sin darles ninguna importancia. 3 Lo que
Él te provee no conlleva ningún riesgo, pues Él se asegurará de que no pueda convertirse en un punto
tenebroso, oculto en tu mente, donde se conserva para hacerte daño. 4 Bajo Su dirección viajarás ligero de
equipaje y sin contratiempos, pues Él siempre tiene puestas Sus miras en el final de la jornada, que es Su
objetivo. 5 El Hijo de Dios no es un viajero por mundos externos. 6 No importa cuán santa pueda volverse su
percepción, ningún mundo externo a él contiene su herencia. 7 Dentro de sí mismo no tiene necesidades de
ninguna clase, pues la luz sólo necesita brillar en paz para dejar que desde sí misma sus rayos se extiendan
quedamente hasta el infinito.
"14. Siempre que te sientas tentado de emprender un viaje inútil, que no haría sino alejarte de la luz, recuerda lo que
realmente quieres y di:
2 El Espíritu Santo me conduce hasta Cristo, pues, ¿a qué otro sitio querría
ir?
3 ¿Qué otra necesidad tengo, salvo la de despertar en Él? "
15. Síguele luego lleno de júbilo, confiando en que Él te conducirá a salvo a través de todos los peligros que este
mundo pueda poner en tu camino para alterar tu paz mental. 2 No te postres ante los altares del sacrificio ni
busques lo que sin duda perderías. 3 Conténtate con lo que, sin duda también, has de conservar, y no pierdas la
calma, pues el viaje que estás emprendiendo hacia la Paz de Dios, en cuya quietud Él quiere que estés, es un
viaje sereno.
16. En mí ya has superado cualquier tentación que pudiera demorarte. 2 Juntos recorremos la senda que conduce a
la quietud, que es el regalo de Dios. 3 Tenme en gran estima, pues, ¿qué otra cosa puedes necesitar sino a tus
hermanos?
4 Te devolveremos la paz mental que juntos tenemos que encontrar. 5 El Espíritu Santo te enseñará
cómo despertar a lo que nosotros somos y a lo que tú eres. 6 Ésta es la única necesidad real que hay que
satisfacer en el tiempo. 7 Salvarse del mundo consiste sólo en eso. 8 Mi paz te doy. 9 Acéptala de mí en gozoso
intercambio por todo lo que el mundo te ha ofrecido para luego arrebatártelo. 10 Y la extenderemos como un
manto de luz sobre la triste faz del mundo, en el que ocultaremos a nuestros hermanos del mundo, y a éste de
ellos.
17. Solos no podemos cantar el himno redentor. 2 Mi tarea no habrá concluido hasta que haya elevado todas las
voces junto con la mía. 3 Sin embargo, no es propiamente mía, pues así como ella es el regalo que yo te hago,
fue asimismo el regalo que el Padre me hizo a mí a través de Su Espíritu. 4 Su sonido desvanecerá toda
aflicción de la mente del santísimo Hijo de Dios, donde la aflicción no puede morar. 5 En el tiempo, la curación
es necesaria, pues el júbilo no puede establecer su eterno reino allí donde mora la aflicción. 6 Tú no moras aquí,
sino en la eternidad. 7 Eres un viajero únicamente en sueños, mientras permaneces a salvo en tu hogar. 8 Dale
las gracias a cada parte de ti a la que hayas enseñado cómo recordarte. 9 Así es como el Hijo de Dios le da las
gracias a su Padre por su pureza.
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