domingo, 14 de agosto de 2022

Diumenge 14 d'agost de 2022


Decirte que no juzgues lo que no entiendes es ciertamente un buen consejo. Nadie que sea parte interesada puede ser un testigo imparcial porque la verdad se habrá convertido para él en lo que él quiere que sea
(UCDM, T-12.I.5:1-2)

(UCDM, T-12.I.5-6) 

5. Decirte que no juzgues lo que no entiendes es ciertamente un buen consejo. 2 Nadie que sea parte interesada puede ser un testigo imparcial porque la verdad se habrá convertido para él en lo que él quiere que sea. 3 Si no estás dispuesto a percibir una petición de ayuda como lo que es, es porque no estás dispuesto a prestar ayuda ni a recibirla. 4 Dejar de reconocer una petición de ayuda es negarse a recibir ayuda. 5 ¿Mantendrías que no la necesitas? 6 Sin embargo, eso es lo que mantienes cuando te niegas a reconocer la súplica de un hermano, pues sólo respondiendo a su súplica puedes tú mismo ser ayudado. 7 Niégate a ayudarle, y no podrás reconocer la respuesta que Dios te dio. 8 El Espíritu Santo no necesita tu ayuda para interpretar motivos, pero es indudable que tú necesitas la Suya. 

6. La única reacción apropiada hacia un hermano es apreciarlo. 2 Debes estarle agradecido tanto por sus pensamientos de amor como por sus peticiones de ayuda, pues ambas cosas, si las percibes correctamente, son capaces de traer amor a tu conciencia. 3 Toda sensación de esfuerzo procede de tus intentos de no hacer simplemente eso. 4 ¡Cuán simple es, entonces, el plan de Dios para la salvación! 5 No hay sino una sola manera de reaccionar ante la realidad porque la realidad no suscita conflicto alguno. 6 No hay sino un solo Maestro de la realidad, el Cual entiende lo que ésta es. 7 Este Maestro no cambia de parecer con respecto a la realidad porque la realidad no cambia. 8 Si bien tus interpretaciones de la realidad no tienen sentido en tu estado dividido, las Suyas son por siempre fieles a la verdad. 9 Él te las da porque son para ti. 10 No intentes “ayudar” a un hermano a tu manera, pues no puedes ayudarte a ti mismo. 11 Mas oye sus ruegos que claman por la Ayuda de Dios y, de este modo, reconocerás la necesidad que tú mismo tienes del Padre.

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