Que se acalle en mí toda voz que no sea la de Dios.
1. Padre, hoy quiero oír sólo Tu Voz. 2 Vengo a Ti en el más profundo de los silencios para oír Tu Voz y recibir Tu
Palabra. 3 No tengo otra oración que ésta: que me des la verdad. 4 Y la verdad no es sino Tu Voluntad, que
hoy quiero compartir Contigo.
2. Hoy no dejaremos que los pensamientos del ego dirijan nuestras palabras o acciones.
2 Cuando se presenten,
simplemente los observaremos con calma y luego los descartaremos. 3 No deseamos las consecuencias que nos
acarrearían. 4 Por lo tanto, decidimos no conservarlos. 5 Ahora se han acallado. 6 Y en esa quietud, santificada
por Su Amor, Dios se dirige a nosotros y nos habla de nuestra voluntad, pues hemos decidido recordarle.
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