La santidad eterna mora en mí.
1. Mi santidad está mucho más allá de mi capacidad de comprender o saber lo que es. 2 No obstante, Dios, mi
Padre, Quien la creó, reconoce que mi santidad es la Suya. 3 Nuestra Voluntad conjunta comprende lo que es.
4 Y nuestra Voluntad conjunta sabe que así es.
2. Padre, mi santidad no proviene de mí. 2 No es mía para dejar que el pecado la destruya. 3 No es mía para dejar
que sea el blanco del ataque. 4 Las ilusiones pueden ocultarla, pero no pueden extinguir su fulgor ni atenuar
su luz. 5 Se yergue por siempre perfecta e intacta. 6 En ella todas las cosas sanan, pues siguen siendo tal como
Tú las creaste. 7 Y puedo conocer mi santidad, 8 pues fui creado por la Santidad Misma, y puedo conocer mi
Fuente porque Tu Voluntad es que se Te conozca.
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