1. Padre, todo milagro es un reflejo de los regalos que me haces a mí, Tu Hijo. 2 Y cada uno que concedo retorna
a mí, recordándome que la ley del amor es universal. 3
Incluso aquí, ésta adopta una forma que se puede
reconocer y cuya eficacia puede verificarse. 4 Los milagros que concedo se me devuelven en la forma que más
me puede ayudar con los problemas que percibo. 5 Padre, en el Cielo es diferente, pues allí no hay
necesidades. 6 Pero aquí en la tierra, el milagro se parece más a Tus regalos que cualquier otro regalo que yo
pueda dar. 7 Así pues, que hoy haga sólo este regalo, que al haber nacido del verdadero perdón, ilumina el
camino que debo recorrer para recordarte.
2. Que la paz sea con todos los corazones que la buscan. 2 La luz ha venido a ofrecer milagros para bendecir a este
mundo exhausto. 3 Éste hallará descanso hoy, pues ofreceremos lo que hemos recibido.
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