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1. Curar es el único tipo de pensamiento en este mundo que se asemeja al Pensamiento de Dios, y por razón de los elementos que ambos tienen en común, puede transferirse fácilmente hasta Éste. 2 Cuando un hermano se percibe a sí mismo enfermo, se está percibiendo como un ser incompleto y, por ende, necesitado. 3 Si tú también lo percibes así, lo estás viendo como si realmente no formara parte del Reino y se encontrase separado de él, con lo cual el Reino queda velado para ambos. 4 La enfermedad y la separación no son de Dios, pero el Reino sí. 5 Si enturbias el Reino estarás percibiendo lo que no es de Dios.
1. Curar es el único tipo de pensamiento en este mundo que se asemeja al Pensamiento de Dios, y por razón de los elementos que ambos tienen en común, puede transferirse fácilmente hasta Éste. 2 Cuando un hermano se percibe a sí mismo enfermo, se está percibiendo como un ser incompleto y, por ende, necesitado. 3 Si tú también lo percibes así, lo estás viendo como si realmente no formara parte del Reino y se encontrase separado de él, con lo cual el Reino queda velado para ambos. 4 La enfermedad y la separación no son de Dios, pero el Reino sí. 5 Si enturbias el Reino estarás percibiendo lo que no es de Dios.
2. Curar es, por consiguiente, corregir la percepción de tu hermano y la tuya compartiendo con él el Espíritu Santo.
2 Esto os sitúa a ambos dentro del Reino y reinstaura la plenitud del mismo en vuestras mentes. 3 Es también un
reflejo de la Creación porque unifica al aumentar e integra al extender. 4 Lo que proyectas o extiendes es real
para ti. 5 Ésta es una ley inmutable de la mente, tanto en este mundo como en el Reino. 6 El contenido, sin
embargo, es diferente en este mundo porque los pensamientos que dicha ley gobierna aquí son muy diferentes
de los Pensamientos del Reino. 7 Las leyes deben adaptarse a las circunstancias si es que han de mantener el
orden. 8 La característica más sobresaliente de las leyes de la mente, tal como operan en este mundo, es que al
obedecerlas—y yo te aseguro que tienes que obedecerlas— puedes obtener resultados diametralmente
opuestos. 9 Esto se debe a que dichas leyes han sido adaptadas a las circunstancias de este mundo, en el que
parece posible obtener resultados diametralmente opuestos porque puedes responder a dos voces que se oponen
entre sí.
3. La ley que prevalece dentro del Reino se adapta fuera de él a la premisa: “Crees en lo que proyectas”. 2 Ésa es la
manera en que enseña porque fuera del Reino es esencial aprender. 3 Dicha manera de enseñar implica que
aprenderás lo que eres de lo que has proyectado sobre los demás y de lo que, por lo tanto, crees que ellos son.
4 En el Reino ni se enseña ni se aprende porque en él no hay creencias. 5 Tan sólo hay certeza. 6 Dios y Sus
Hijos, en la certeza de ser, saben que eres lo que extiendes. 7 Esa expresión de la ley no se puede adaptar a
nada porque es la Ley de la Creación. 8 Dios Mismo creó la ley al crear mediante Ella; 9 y Sus Hijos, que crean
de la misma manera que Él, la acatan de buen grado sabiendo que la expansión del Reino depende de Ella, tal
como de Ella dependió su propia creación.
4. Para que las leyes puedan ser útiles tienen que comunicarse. 2 En efecto, tienen que ser traducidas para aquellos
que hablan distintos idiomas. 3 No obstante, un buen traductor, si bien tiene que alterar la forma de lo que
traduce, jamás altera el significado. 4 De hecho, su único propósito es cambiar la forma de modo que la
traducción conserve el significado original. 5 El Espíritu Santo es el Traductor de las Leyes de Dios para
aquellos que no las entienden. 6 Tú no podrías hacer eso por tu cuenta porque una mente en conflicto no puede
serle fiel a un solo significado y, por lo tanto, altera el significado para conservar la forma.
5. El propósito del Espíritu Santo al traducir es exactamente el opuesto. 2 Traduce únicamente para conservar—en
todos los idiomas y desde cualquier punto de vista—el significado original. 3 Por consiguiente, se opone a la
idea de que las diferencias en lo relativo a la forma sean significativas, subrayando siempre que esas
diferencias no importan. 4 El significado de su mensaje es siempre el mismo: lo único que importa es el
significado. 5 La Ley de Dios que rige a la Creación no entraña el uso de la verdad para convencer a Sus Hijos
de la verdad. 6 La extensión de la verdad—que es la Ley del Reino—radica únicamente en el conocimiento de
lo que es la verdad. 7 Ésta es tu herencia y no tiene que aprenderse en absoluto, pero cuando te desheredaste a ti
mismo te convertiste por necesidad en un alumno.
6. Nadie pone en duda la relación que existe entre el aprendizaje y la memoria. 2 Es imposible aprender sin
memoria, mas lo que se aprende debe ser consistente para que se pueda recordar. 3 Por eso es por lo que la
enseñanza del Espíritu Santo es una lección en cómo recordar. 4 Dije anteriormente que el Espíritu Santo
enseña a recordar y a olvidar, pero olvidar sirve únicamente para que tu recordar sea más consistente. 5 Olvidas
para poder recordar mejor. 6 No entenderás Sus traducciones mientras sigas escuchando dos maneras de
interpretarlas. 7 Por lo tanto, tienes que olvidar o renunciar a una para poder entender la otra. 8 Ésta es la única
manera en que puedes aprender lo que es la consistencia, para que finalmente tú mismo puedas ser consistente.
7. ¿Qué significado puede tener la perfecta consistencia del Reino para los que están confundidos?
2 Es evidente
que la confusión del alumno interfiere en su entendimiento de tal significado y, por lo tanto, le impide
apreciarlo. 3 En el Reino no hay confusión porque sólo hay un significado. 4 Este significado procede de Dios y
es Dios. 5 Puesto que es también lo que tú eres, es algo que compartes y extiendes tal como tu Creador lo
hiciera. 6 Esto no tiene que ser traducido porque se entiende perfectamente, pero sí necesita extensión porque
significa extensión. 7 La comunicación es perfectamente directa y está perfectamente unificada. 8 Es
completamente libre porque nada discordante puede jamás infiltrarse en ella. 9 Por eso es por lo que es el Reino
de Dios. 10 Le pertenece a Él y es, por lo tanto, como Él. 11 Ésa es su realidad y no hay nada que pueda
afectarla
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