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1. El ego está seguro de que el amor es peligroso, y ésta es siempre su enseñanza principal. 2 Nunca lo expresa de este modo. a Al contrario, todo el que cree que el ego es la salvación parece estar profundamente inmerso en la búsqueda del amor. 3 El ego, sin embargo, aunque alienta con gran insistencia la búsqueda del amor, pone una condición: que no se encuentre. 4 Sus dictados, por lo tanto, pueden resumirse simplemente de esta manera: “Busca, pero no halles”. 5 Ésta es la única promesa que el ego te hace y la única que cumplirá. 6 Pues el ego persigue su objetivo con fanática insistencia, y su juicio, aunque seriamente menoscabado, es completamente coherente.
1. El ego está seguro de que el amor es peligroso, y ésta es siempre su enseñanza principal. 2 Nunca lo expresa de este modo. a Al contrario, todo el que cree que el ego es la salvación parece estar profundamente inmerso en la búsqueda del amor. 3 El ego, sin embargo, aunque alienta con gran insistencia la búsqueda del amor, pone una condición: que no se encuentre. 4 Sus dictados, por lo tanto, pueden resumirse simplemente de esta manera: “Busca, pero no halles”. 5 Ésta es la única promesa que el ego te hace y la única que cumplirá. 6 Pues el ego persigue su objetivo con fanática insistencia, y su juicio, aunque seriamente menoscabado, es completamente coherente.
2. La búsqueda que el ego emprende está, por ende, condenada al fracaso. 2 Y como también te enseña que él es tu
identidad, su consejo te embarca en una jornada que siempre acaba en una sensación de autoderrota. 3 Pues el
ego es incapaz de amar, y en su frenética búsqueda de amor, anda en pos de lo que teme encontrar. 4 La
búsqueda es inevitable porque el ego es parte de tu mente y, debido a su origen, no está totalmente dividido, ya
que, de lo contrario, carecería por completo de credibilidad. 5 Tu mente es la que cree en él y la que le otorga
existencia. 6 Sin embargo, es también tu mente la que tiene el poder de negar su existencia, y eso es sin duda lo
que harás cuando te des cuenta exactamente de la clase de jornada en la que el ego te embarca.
3. Es sin duda obvio que nadie quiere encontrar lo que le derrotaría por completo. 2 El ego, al ser incapaz de amar,
se sentiría totalmente perdido en presencia del amor, pues no podría responder en absoluto. 3 Tendrías entonces
que abandonar su guía, puesto que sería evidente que no te puede dar la respuesta que necesitas. 4 Por lo tanto,
el ego distorsionará el amor y te enseñará que el amor en realidad suscita las respuestas que él puede enseñar.
5 Si sigues sus enseñanzas, pues, irás en busca de amor, pero serás incapaz de reconocerlo.
4. ¿No te das cuenta de que el ego sólo puede embarcarte en una jornada que únicamente puede conducirte a una
sensación de futilidad y depresión?
2 Buscar y no hallar no puede ser una actividad que brinde felicidad. 3 ¿Es
ésta la promesa que quieres seguir manteniendo?
4 El Espíritu Santo te ofrece otra promesa, la cual te conduce
a la dicha. 5 Pues Su promesa es siempre: “Busca y hallarás”, y bajo Su dirección no podrás fracasar. 6 La
jornada en la que el Espíritu Santo es tu Guía es la jornada que conduce al triunfo, y el objetivo que pone ante
ti, Él te lo dará consumado. 7 Pues nunca engañará al Hijo de Dios a Quien ama con el Amor del Padre.
5. No podrás por menos que emprender una búsqueda, ya que en este mundo no te sientes a gusto. 2 Y buscarás tu
hogar tanto si sabes dónde se encuentra como si no. 3 Si crees que se encuentra fuera de ti, la búsqueda será en
vano, pues lo estarás buscando donde no está. 4 No recuerdas cómo buscar dentro de ti porque no crees que tu
hogar esté ahí. 5 Pero el Espíritu Santo lo recuerda por ti y te guiará a tu hogar porque ésa es Su misión. 6 A
medida que Él cumpla Su misión te enseñará a cumplir la tuya, pues tu misión es la misma que la Suya. 7 Al
guiar a tus hermanos hasta su hogar estarás siguiéndolo a Él.
6. Contempla el Guía que tu Padre te ha dado, para que puedas aprender que posees vida eterna, 2 pues la muerte
no es la Voluntad de tu Padre ni la tuya, y todo lo que es verdad es la Voluntad del Padre. 3 La vida no te
cuesta nada, pues se te dio, pero por la muerte tienes ciertamente que pagar, y pagar un precio exorbitante. 4 Si
la muerte es tu tesoro, venderás todo lo demás para comprarla. 5 Y creerás haberla comprado, al haber vendido
todo lo demás. 6 No obstante, no puedes vender el Reino de los Cielos. 7 Tu herencia no se puede comprar ni
vender. 8 Ninguna parte de la Filiación puede quedar desheredada, pues Dios goza de plenitud y todas Sus
extensiones son como Él.
7. La Expiación no es el precio de tu plenitud; es, no obstante, el precio de ser consciente de ella. 2 Lo que
decidiste “vender” tuvo que ser salvaguardado, ya que no lo habrías podido volver a “comprar”. 3 Aun así,
tienes que invertir en ello, no con dinero, sino con espíritu. 4 Porque el espíritu es voluntad, y la voluntad es el
“precio” del Reino. 5 Tu herencia aguarda únicamente tu reconocimiento de que has sido redimido. 6 El
Espíritu Santo te guía hacia la vida eterna, pero tienes que abandonar tu interés por la muerte o, de lo contrario,
no podrás ver la vida aunque te rodea por todas partes.
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