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1. Este curso es muy simple. 2 Quizá pienses que no necesitas un curso que en última instancia enseña que sólo la realidad es verdad. 3 Pero ¿crees realmente esto? 4 Cuando percibas el mundo real, reconocerás que no lo creías. 5 Mas la rapidez con la que tu nueva y única percepción real se convertirá en conocimiento no te dejará más que un instante en el que darte cuenta de que solamente eso es verdad. 6 Y luego todo lo que inventaste pasará al olvido, lo bueno y lo malo, lo falso y lo verdadero. 7 Pues cuando el Cielo y la tierra se vuelvan uno dejarás de ver incluso el mundo real. 8 El mundo no acabará destruido, sino que se convertirá en el Cielo. 9 Lo que constituye la reinterpretación del mundo es la transferencia de toda percepción a Conocimiento.
1. Este curso es muy simple. 2 Quizá pienses que no necesitas un curso que en última instancia enseña que sólo la realidad es verdad. 3 Pero ¿crees realmente esto? 4 Cuando percibas el mundo real, reconocerás que no lo creías. 5 Mas la rapidez con la que tu nueva y única percepción real se convertirá en conocimiento no te dejará más que un instante en el que darte cuenta de que solamente eso es verdad. 6 Y luego todo lo que inventaste pasará al olvido, lo bueno y lo malo, lo falso y lo verdadero. 7 Pues cuando el Cielo y la tierra se vuelvan uno dejarás de ver incluso el mundo real. 8 El mundo no acabará destruido, sino que se convertirá en el Cielo. 9 Lo que constituye la reinterpretación del mundo es la transferencia de toda percepción a Conocimiento.
2. La Biblia dice que os volváis como niños. 2 Los niños reconocen que no entienden lo que perciben, por lo tanto,
preguntan cuál es su significado. 3 No cometas la equivocación de creer que entiendes lo que percibes, pues su
significado se te escapa. 4 Mas el Espíritu Santo ha preservado su significado para ti, y si le permites que lo
interprete, Él te devolverá lo que tú despreciaste. 5 Sin embargo, mientras creas que sabes cuál es el significado
de lo que percibes, no verás la necesidad de preguntárselo a Él.
3. No sabes cuál es el significado de nada de lo que percibes. 2 Ni uno solo de los pensamientos que albergas es
completamente verdadero. 3 Reconocer esto sienta las bases para un buen comienzo. 4 No es que estés
desencaminado, es que no has aceptado ninguna guía. 5 Tu mayor necesidad es aprender a percibir, pues no
entiendes nada. 6 Reconoce esto, pero no lo aceptes, pues el entendimiento es tu herencia. 7 Las percepciones
son algo que se aprende y ya dispones de un Maestro. 8 Mas para estar dispuesto a aprender de Él tienes que
estar dispuesto a poner en duda todo lo que aprendiste por tu cuenta, pues tú que no te enseñaste a ti mismo
bien no deberías ser tu propio maestro.
4. Solamente tú puedes privarte a ti mismo de la verdad. 2 Dios, no obstante, no te negará la respuesta que Él dio.
3 Pide, pues, lo que es tuyo, lo cual no es obra tuya, y no te defiendas contra la verdad. 4 Tú ocasionaste el
problema que Dios ha resuelto. 5 Por lo tanto, hazte únicamente esta simple pregunta:
6 ¿Deseo el problema o la solución?
7 Decídete por la solución y la tendrás, pues la verás como es, y que ya dispones de ella.
5. Tal vez te quejes de que este curso no es lo suficientemente específico para poderse entender y aplicar. 2 Mas tal
vez no hayas hecho lo que específicamente propugna. 3 Éste no es un curso de especulación teórica, sino de
aplicación práctica. 4 Nada podría ser más específico que el que le digan a uno que si pide recibirá. 5 El Espíritu
Santo te dará la respuesta para cada problema específico mientras creas que los problemas son específicos. 6 Su
respuesta es a la vez una y muchas mientras sigas creyendo que lo que es uno es muchos. 7 Puede que tengas
miedo de Su especificidad por temor a lo que crees que pueda exigirte. 8 Mas es únicamente pidiendo como
aprenderás que lo que procede de Dios no te exige nada en absoluto. 9 Dios sólo da, nunca quita. 10 Cuando te
niegas a pedir, es porque crees que pedir equivale a quitar en vez de a compartir.
6. El Espíritu Santo te dará sólo lo que es tuyo, sin pedirte nada a cambio. 2 Pues lo que es tuyo es todo lo que
existe, y lo compartes con Dios. 3 Ésa es su realidad. 4 ¿Podría el Espíritu Santo, que sólo dispone restituir, ser
capaz de malinterpretar la pregunta que necesitas hacer para comprender Su respuesta?
5 Has oído la respuesta,
pero has malentendido la pregunta. 6 Crees que pedirle consejo al Espíritu Santo es pedir que se te prive de
algo.
7. Criatura de Dios, no entiendes a tu Padre. 2 Crees en un mundo que arrebata porque crees que arrebatando
puedes obtener lo que quieres. 3 Y esa percepción te ha costado perder de vista el mundo real. 4 Tienes miedo
del mundo tal como lo ves, pero el mundo real sigue siendo tuyo sólo con que lo pidas. 5 No te lo sigas
negando, pues únicamente puede liberarte. 6 Nada que proceda de Dios puede esclavizar a Su Hijo, a quien Él
creó libre y cuya libertad está al amparo de Su Ser. 7 Bienaventurado tú que estás dispuesto a pedirle la verdad
a Dios sin miedo, pues sólo así podrás aprender que Su Respuesta es la liberación del miedo.
8. Hermosa criatura de Dios, estás pidiendo solamente lo que te prometí. 2 ¿Crees que yo te iba a engañar?
3 El
Reino de los Cielos está dentro de ti. 4 Ten fe en que la verdad está en mí porque yo sé que está en ti. 5 Los
Hijos de Dios no tienen nada que no compartan. 6 Pídele la verdad a cualquier Hijo de Dios y me la habrás
pedido a mí. 7 Cada uno de nosotros tiene dentro de sí la respuesta para poder dársela a quienquiera que la pida.
9. Pídele cualquier cosa al Hijo de Dios y su Padre te lo concederá, pues Cristo no se engaña con respecto a Su
Padre ni Su Padre se engaña con respecto a Cristo. 2 No te engañes, entonces, con respecto a tu hermano, y
considera sus pensamientos amorosos como lo único que constituye su realidad, pues al negar que su mente
esté dividida sanarás la tuya. 3 Acéptalo como su Padre lo acepta y cúrale en Cristo, pues Cristo es su curación
así como la tuya. 4 Cristo es el Hijo de Dios que no está en modo alguno separado de Su Padre y cuyos
pensamientos son tan amorosos como el Pensamiento de Su Padre, mediante el cual fue creado. 5 No te
engañes con respecto al Hijo de Dios, ya que, si lo haces, no podrás sino engañarte con respecto a ti mismo.
6 Y al engañarte con respecto a ti mismo te engañarás con respecto a tu Padre, para Quien cualquier engaño es
imposible.
10. En el mundo real no hay enfermedades, pues en él no hay separación ni división. 2 En él sólo se reconocen los
pensamientos amorosos y, puesto que todo el mundo dispone de tu ayuda, la Ayuda de Dios va contigo a todas
partes. 3 A medida que muestras tu buena voluntad de aceptar esta Ayuda, la ofrecerás porque la desearás.
4 Nada estará fuera del alcance de tu poder sanador porque nada que pidas te será negado. 5 ¿Qué problema
puede haber que no desaparezca ante la Presencia de la Respuesta de Dios?
6 Pide, entonces, conocer la
realidad de tu hermano porque eso es lo que percibirás en él, y en su belleza verás reflejada la tuya.
11. No aceptes la percepción variable que tu hermano tiene de sí mismo, pues su mente dividida es la tuya, y no
aceptarás tu propia curación sin la suya. 2 Compartís el mundo real de la misma manera en que compartís el
Cielo, y la curación de tu hermano es tu curación. 3 Amarte a ti mismo es curarte a ti mismo, y no puedes
percibir una parte de ti como enferma y lograr tu objetivo. 4 Hermano mío, sanamos juntos según vivimos
juntos y amamos juntos. 5 No te engañes con respecto al Hijo de Dios, pues él es uno consigo mismo y uno con
su Padre. 6 Ama a aquel que es el bienamado de su Padre, y te darás cuenta del amor que tu Padre te profesa a
ti.
12. Si percibes que un hermano te ha ofendido arranca la ofensa de tu mente, pues sería el Cristo el que te ofende y
estás engañado con respecto a Él. 2 Sana en Cristo y no te sientas ofendido por Él, pues en Él la ofensa no tiene
cabida. 3 Si lo que percibes te ofende, te ofendes a ti mismo y condenas al Hijo de Dios a quien Dios no
condena. 4 Deja que el Espíritu Santo elimine todas las ofensas que el Hijo de Dios comete contra sí mismo y
no percibas a nadie si no es a través de Su consejo, pues Él quiere salvarte de toda condenación. 5 Acepta Su
poder sanador y extiéndelo a todos los que Él te envíe, pues Su voluntad es sanar al Hijo de Dios, con respecto
al cual Él no se engaña.
13. Los niños perciben fantasmas, monstruos y dragones espantosos y se aterran. 2 Mas si preguntan a alguien en
quien confían cuál es el significado de lo que perciben, y están dispuestos a abandonar sus propias
interpretaciones en favor de la realidad, su miedo desaparece junto con ellas. 3 Cuando se ayuda a un niño a
que se dé cuenta de que lo que pensaba que era un fantasma es en realidad una cortina; el “monstruo” una
sombra y el “dragón” un sueño deja entonces de tener miedo y se ríe felizmente de su propio temor.
14. Hijo mío, tienes miedo de tus hermanos, de tu Padre y de ti mismo. 2 Pero estás simplemente engañado con
respecto a ellos y con respecto a ti. 3 Pregúntale al Maestro de la realidad lo que ellos son y lo que eres tú, y al
escuchar Su respuesta, tú también te reirás de tus miedos y los reemplazarás con la paz. 4 Pues el miedo no se
encuentra en la realidad, sino en las mentes de aquellos niños que no entienden lo que ésta es. 5 Es únicamente
su falta de entendimiento lo que les asusta, mas cuando aprenden a percibir correctamente dejan de tener
miedo. 6 Y así, cuando vuelvan a tener miedo preguntarán cuál es la verdad. 7 No es la realidad de tus
hermanos ni la de tu Padre ni la tuya lo que te asusta. 8 No sabes lo que son, y así los percibes a ellos y a ti
mismo como fantasmas, monstruos y dragones. 9 Pregúntale cuál es su realidad a Aquel que la conoce y Él te
dirá lo que ellos son. 10 Pues tú no lo sabes y, puesto que estás engañado con respecto a lo que ves, necesitas la
realidad para poder desvanecer tus miedos.
15. ¿No intercambiarías tus miedos por la verdad, teniendo en cuenta que puedes lograrlo sólo con pedirlo?
2 Pues
si Dios no está engañado con respecto a ti, únicamente tú puedes estar engañado con respecto a ti mismo.
3 Puedes, no obstante, aprender del Espíritu Santo cuál es la verdad acerca de ti, y Él te enseñará que, al ser tú
parte de Dios, el engaño no tiene cabida en ti. 4 Cuando te percibas a ti mismo sin engaño alguno, aceptarás el
mundo real en lugar del mundo falso que fabricaste. 5 Y entonces tu Padre descenderá hasta ti y dará el último
paso por ti, elevándote hasta Él.
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