enlace a "la función del obrador de Milagros"
1. ¿Puedes imaginarte lo que sería no tener inquietudes, preocupaciones ni ansiedades de ninguna clase, sino simplemente gozar de perfecta calma y sosiego todo el tiempo? 2 Ése es, no obstante, el propósito del tiempo: aprender justamente eso y nada más. 3 El Maestro de Dios no puede sentirse satisfecho con Sus enseñanzas mientras éstas no constituyan lo único que sabes. 4 Su función docente no se consumará mientras no seas un alumno tan dedicado que sólo aprendes de Él. 5 Cuando eso haya ocurrido, ya no tendrás necesidad de un maestro ni de tiempo en el que aprender.
1. ¿Puedes imaginarte lo que sería no tener inquietudes, preocupaciones ni ansiedades de ninguna clase, sino simplemente gozar de perfecta calma y sosiego todo el tiempo? 2 Ése es, no obstante, el propósito del tiempo: aprender justamente eso y nada más. 3 El Maestro de Dios no puede sentirse satisfecho con Sus enseñanzas mientras éstas no constituyan lo único que sabes. 4 Su función docente no se consumará mientras no seas un alumno tan dedicado que sólo aprendes de Él. 5 Cuando eso haya ocurrido, ya no tendrás necesidad de un maestro ni de tiempo en el que aprender.
2. La razón del aparente desaliento del que tal vez padezcas es tu creencia de que ello toma tiempo y de que los
resultados de las enseñanzas del Espíritu Santo se encuentran en un futuro remoto. 2 Sin embargo, no es así,
3 pues el Espíritu Santo usa el tiempo a Su manera y no está limitado por él. 4 El tiempo es Su amigo a la hora
de enseñar. 5 No causa deterioro en Él como lo hace en ti. 6 Todo el deterioro que el tiempo parece ocasionar se
debe únicamente a tu identificación con el ego, que se vale del tiempo para reforzar su creencia en la
destrucción. 7 El ego, al igual que el Espíritu Santo, se vale del tiempo para convencerte de la inevitabilidad del
objetivo y del final del aprendizaje. 8 El objetivo del ego es la muerte, que es su propio fin. 9 Mas el objetivo
del Espíritu Santo es la vida, la cual no tiene fin.
3. El ego es un aliado del tiempo, pero no un amigo. 2 Pues desconfía tanto de la muerte como de la vida, y lo que
desea para ti, él no lo puede tolerar. 3 Él ego te quiere ver muerto, pero él no quiere morir. 4 El resultado de esta
extraña doctrina no puede ser otro, por lo tanto, que el de convencerte de que él te puede perseguir más allá de
la tumba. 5 Y al no estar dispuesto a que ni siquiera en la muerte encuentres paz, te ofrece inmortalidad en el
infierno. 6 Te habla del Cielo, pero te asegura que el Cielo no es para ti. 7 Pues ¿qué esperanzas pueden tener
los culpables de ir al Cielo?
4. Creer en el infierno es ineludible para aquellos que se identifican con el ego. 2 Sus pesadillas y sus miedos están
asociados con él. 3 El ego te enseña que el infierno está en el futuro, pues ahí es hacia donde todas sus
enseñanzas apuntan. 4 Su objetivo es el infierno. 5 Pues aunque tiene por finalidad la muerte y la disolución, él
mismo no cree en ello. 6 El objetivo de muerte que ansía para ti le deja insatisfecho. 7 Nadie que siga sus
enseñanzas puede estar libre del miedo a la muerte. 8 Sin embargo, si se pensase en la muerte simplemente
como el fin del dolor, ¿se le tendría miedo?
9 Hemos visto antes esta extraña paradoja en el sistema de
pensamiento del ego, pero nunca tan claramente como aquí. 10 Pues el ego tiene que dar la impresión de que
mantiene al miedo alejado de ti para conservar tu fidelidad. 11 Pero tiene que generar miedo para protegerse a
sí mismo. 12 Una vez más, el ego intenta—y lo logra con demasiada frecuencia—hacer ambas cosas,
valiéndose de la disociación para mantener sus metas contradictorias unidas, de manera que parezcan estar
reconciliadas. 13 El ego enseña, por lo tanto, que la muerte es el final en lo que respecta a cualquier esperanza
de alcanzar el Cielo. 14 Sin embargo, puesto que tú y el ego no podéis estar separados, y puesto que él no puede
concebir su propia muerte, te seguirá persiguiendo porque la culpa es eterna. 15 Tal es la versión que el ego
tiene de la inmortalidad. 16 Y eso es lo que su versión del tiempo apoya.
5. El ego enseña que el Cielo está aquí y ahora porque el futuro es el infierno. 2 Hasta cuando ataca tan
despiadadamente que trata de quitarle la vida al que cree que su voz es la única que existe, incluso a ése le
habla del infierno. 3 Pues le dice que el infierno también está aquí, y lo incita a que salte del infierno al olvido
total. 4 El único tiempo que el ego le permite contemplar a cualquiera con ecuanimidad es el pasado. 5 E
incluso ahí, su único valor es que ya no existe.
6. ¡Cuán desolado y desesperante es el uso que el ego hace del tiempo! 2
¡Y cuán aterrador! 3 Pues tras su fanática
insistencia de que el pasado y el futuro son lo mismo se oculta una amenaza a la paz todavía más insidiosa. 4 El
ego no hace alarde de su amenaza final, pues quiere que sus devotos sigan creyendo que les puede ofrecer una
escapatoria. 5 Pero la creencia en la culpabilidad no puede sino conducir a la creencia en el infierno, y eso es lo
que siempre hace. 6 De la única manera en que el ego permite que se experimente el miedo al infierno es
trayendo el infierno aquí, pero siempre como una muestra de lo que te espera en el futuro. 7 Pues nadie que se
considere merecedor del infierno puede creer que su castigo acabará convirtiéndose en paz.
7. El Espíritu Santo enseña, por lo tanto, que el infierno no existe. 2 El infierno es únicamente lo que el ego ha
hecho del presente. 3 La creencia en el infierno es lo que te impide comprender el presente, pues tienes miedo
de él. 4 El Espíritu Santo conduce al Cielo tan ineludiblemente como el ego conduce al infierno. 5 Pues el
Espíritu Santo, que sólo conoce el presente, se vale de él para desvanecer el miedo con el que el ego quiere
inutilizarlo. 6 Tal como el ego usa el tiempo, es imposible librarse del miedo. 7 Pues el tiempo, de acuerdo con
las enseñanzas del ego, no es sino un recurso de enseñanza para incrementar la culpa hasta que ésta lo envuelva
todo y exija eterna venganza.
8. El Espíritu Santo quiere desvanecer todo esto ahora. 2 No es el presente lo que da miedo, sino el pasado y el
futuro, mas éstos no existen. 3 El miedo no tiene cabida en el presente cuando cada instante se alza nítido y
separado del pasado, sin que la sombra de éste se extienda hasta el futuro. 4 Cada instante es un nacimiento
inmaculado y puro en el que el Hijo de Dios emerge del pasado al presente. 5 Y el presente se extiende
eternamente. 6 Es tan bello, puro e inocente, que en él sólo hay felicidad. 7 En el presente no se recuerda la
obscuridad, y lo único que existe es la inmortalidad y la dicha.
9. Esta lección no requiere tiempo para aprenderse. 2 Pues ¿qué es el tiempo sin pasado ni futuro?
3 El que te hayas
descarriado tan completamente ha requerido tiempo, pero ser lo que eres no requiere tiempo en absoluto.
4 Empieza a usar el tiempo de la misma manera en que lo hace el Espíritu Santo: como un instrumento de
enseñanza para alcanzar la paz y la felicidad. 5 Elige este preciso instante, ahora mismo, y piensa en él como si
fuese todo el tiempo que existe. 6 Ahí nada del pasado puede afectarte, y ahí es donde te encuentras
completamente absuelto, complemente libre y sin condenación alguna. 7 Desde este instante santo donde tu
santidad nace de nuevo, seguirás adelante en el tiempo libre de todo temor y sin experimentar ninguna
sensación de cambio con el paso del tiempo.
10. El tiempo es inconcebible sin cambios, mas la santidad no cambia. 2 Aprende de este instante algo más que el
simple hecho de que el infierno no existe. 3 En este instante redentor reside el Cielo. 4 Y el Cielo no cambiará,
pues nacer al bendito presente es librarse de los cambios. 5 Los cambios son ilusiones que enseñan los que no
se pueden ver a sí mismos libres de culpa. 6 En el Cielo no se producen cambios porque Dios es inmutable.
7 En el instante santo en que te ves a ti mismo resplandeciendo con el fulgor de la libertad, recuerdas a Dios.
8 Pues recordarle es recordar la libertad.
11. Si sientes la tentación de desanimarte pensando cuánto tiempo va a tomar poder cambiar de parecer tan
radicalmente, pregúntate a ti mismo: “¿Es mucho un instante?”
2 ¿No le ofrecerías al Espíritu Santo tan poco
de tu tiempo para tu salvación?
3 Él no te pide nada más, pues no tiene necesidad de nada más. 4 Requiere
mucho más tiempo enseñarte a que estés dispuesto a darle esto que lo que Él tarda en valerse de ese ínfimo
instante para ofrecerte el Cielo en su totalidad. 5 A cambio de ese instante, Él está listo para darte el recuerdo
de la eternidad.
12. Mas nunca le podrás dar al Espíritu Santo ese instante santo en favor de tu liberación, mientras no estés
dispuesto a dárselo a tus hermanos en favor de la suya. 2 Pues el instante de la santidad es un instante que se
comparte, y no puede ser sólo para ti. 3 Cuando te sientas tentado de atacar a un hermano, recuerda que su
instante de liberación es el tuyo. 4 Los milagros son los instantes de liberación que ofreces y que recibirás.
5 Dan testimonio de que estás dispuesto a ser liberado y a ofrecerle el tiempo al Espíritu Santo a fin de que Él
lo use para Sus propósitos.
13. ¿Cuánto dura un instante?
2 Dura tan poco para tu hermano como para ti. 3 Practica conceder ese bendito
instante de libertad a todos los que están esclavizados por el tiempo, haciendo así que para ellos éste se
convierta en su amigo. 4 Mediante tu dación, el Espíritu Santo te da a ti el bendito instante que tú les das a tus
hermanos. 5 Al ofrecerlo, Él te lo ofrece a ti. 6 No seas reacio a dar lo que quieres recibir de Él, pues al dar te
unes a Él. 7 En la cristalina pureza de la liberación que otorgas radica tu inmediata liberación de la culpa. 8 Si
ofreces santidad no puedes sino ser santo.
14. ¿Cuánto dura un instante?
2 Dura el tiempo que sea necesario para restablecer la perfecta cordura, la perfecta
paz y el perfecto amor por todo el mundo, por Dios y por ti; 3 el tiempo que sea necesario para recordar la
inmortalidad y a tus creaciones inmortales que la comparten contigo; 4 el tiempo que sea necesario para
intercambiar el infierno por el Cielo. 5 Dura el tiempo suficiente para que puedas trascender todo lo que el ego
ha hecho y ascender hasta tu Padre.
15. El tiempo es tu amigo si lo pones a disposición del Espíritu Santo. 2 Él necesita muy poco para restituirte todo
el Poder de Dios. 3 Aquel que transciende el tiempo por ti entiende cuál es su propósito. 4 La santidad no radica
en el tiempo, sino en la eternidad. 5 Jamás hubo un solo instante en el que el Hijo de Dios pudiera haber
perdido su pureza. 6 Su estado inmutable está más allá del tiempo, pues su pureza permanece eternamente
inalterable y más allá del alcance del ataque. 7 Ante su santidad el tiempo se detiene y deja de cambiar. 8 Y así,
deja de ser tiempo. 9 Pues al estar atrapado en el único instante de la eterna santidad de la Creación de Dios, se
transforma en eternidad. 10 Da el instante eterno, para que en ese radiante instante de perfecta liberación se
pueda recordar la eternidad por ti. 11 Ofrece el milagro del instante santo por medio del Espíritu Santo y deja
que sea Él Quien se encargue de dártelo a ti.
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