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1. Lo esencial, sin embargo, es que reconozcas que no sabes nada. 2 El Conocimiento es poder y todo poder es de Dios. 3 Tú que has tratado de quedarte con el poder para ti solo lo has “perdido”. 4 Todavía lo tienes, pero has interpuesto tantos obstáculos entre él y tu conciencia de él que no puedes utilizarlo. 5 Todo lo que te has enseñado a ti mismo ha hecho que seas cada vez menos consciente de tu poder. 6 No sabes lo que es ni dónde se encuentra. 7 Has hecho un alarde de fuerza y de poder tan lamentable que no ha podido sino fallarte. 8 Pues el poder no es una apariencia de fuerza, y la verdad está más allá de toda apariencia. 9 Aun así, lo único que se interpone entre ti y el Poder de Dios en ti, es tu falso aprendizaje, así como todos tus vanos intentos de querer des-hacer lo verdadero.
1. Lo esencial, sin embargo, es que reconozcas que no sabes nada. 2 El Conocimiento es poder y todo poder es de Dios. 3 Tú que has tratado de quedarte con el poder para ti solo lo has “perdido”. 4 Todavía lo tienes, pero has interpuesto tantos obstáculos entre él y tu conciencia de él que no puedes utilizarlo. 5 Todo lo que te has enseñado a ti mismo ha hecho que seas cada vez menos consciente de tu poder. 6 No sabes lo que es ni dónde se encuentra. 7 Has hecho un alarde de fuerza y de poder tan lamentable que no ha podido sino fallarte. 8 Pues el poder no es una apariencia de fuerza, y la verdad está más allá de toda apariencia. 9 Aun así, lo único que se interpone entre ti y el Poder de Dios en ti, es tu falso aprendizaje, así como todos tus vanos intentos de querer des-hacer lo verdadero.
2. Procura estar dispuesto, pues, a que todo esto sea des-hecho y a sentirte feliz de no ser un prisionero de ello
eternamente. 2 Pues te has enseñado a ti mismo a aprisionar al Hijo de Dios, lo cual es una lección tan
descabellada que sólo un loco, en su delirio más profundo, podía haberla soñado. 3 ¿Cómo iba a poder Dios
aprender a no ser Dios?
4 ¿Y sería posible que Su Hijo, a quien Él ha dado todo poder, pudiera aprender a ser
impotente?
5 ¿Hay algo de lo que te has enseñado a ti mismo que aún prefirieses conservar en lugar de lo que
tienes y eres?
3. La Expiación te enseña cómo escapar para siempre de todo lo que te has enseñado a ti mismo en el pasado, al
mostrarte únicamente lo que eres ahora. 2 El aprendizaje tiene lugar antes de que sus efectos se pongan de
manifiesto. 3 Por lo tanto, es algo propio del pasado, pero su influencia determina el presente al darle a éste el
significado que tiene para ti. 4 Tu aprendizaje, no obstante, no le aporta al presente significado alguno. 5 Nada
que hayas aprendido te puede ayudar a entender el presente o enseñarte a des-hacer el pasado. 6 Tu pasado es lo
que tú te has enseñado a ti mismo. 7 Renuncia a él completamente. 8 No trates de entender ningún
acontecimiento, ningún hermano ni ninguna cosa bajo su “luz”, pues la obscuridad en la que tratarías de ver
tan sólo empañaría lo que vieses. 9 No confíes en que la obscuridad pueda jamás iluminar tu entendimiento,
pues si lo haces estarás contradiciendo la luz y, por lo tanto, creerás que puedes ver la obscuridad. 10 La
obscuridad, no obstante, no se puede ver, pues no es más que un estado en el que es imposible ver.
4. Tú que aún no has llevado ante la luz que mora en ti toda la tenebrosidad que te has enseñado a ti mismo,
difícilmente puedes juzgar la verdad y el valor de este curso. 2 Pero Dios no te abandonó. 3 Y así, dispones de
otra lección que Él te envía, que Aquel a Quien Él se la confió aprendió ya por cada criatura de la luz. 4 Esta
lección refulge con la Gloria de Dios, pues en Ella reside Su Poder, que Él gustosamente comparte con Su
Hijo. 5 Aprende lo que es Su Felicidad, la cual es también la tuya. 6 Mas para alcanzar esto primero tienes que
estar dispuesto a llevar todas las lecciones tenebrosas que has aprendido ante la verdad y depositarlas de buen
grado con manos abiertas, listas para recibir, y no cerradas para agarrar. 7 Toda lección tenebrosa que lleves
ante Aquel que enseña lo que es la luz, Él la aceptará, puesto que tú ya no la deseas. 8 E intercambiará
gustosamente cada una de ellas por la luminosa lección que Él ya aprendió por ti. 9 Jamás creas que cualquier
lección que hayas aprendido aparte de las que proceden de Él tiene significado.
5. Existe una prueba—tan infalible como Dios—con la que puedes reconocer si lo que has aprendido es verdad.
2 Si en realidad no tienes miedo de nada, y si todos aquellos con los que estás o aquellos que simplemente
piensen en ti comparten tu perfecta paz, entonces puedes estar seguro de que has aprendido la lección de Dios
y no la tuya. 3 A menos que sea así, es que todavía quedan lecciones tenebrosas en tu mente que te hieren y te
limitan, y que hieren y limitan a todos los que te rodean. 4 La ausencia de una paz perfecta sólo significa una
cosa: crees que no quieres para el Hijo de Dios lo que su Padre dispone para él. 5 Toda lección tenebrosa
enseña esto de una forma u otra. 6 Y cada lección luminosa con la que el Espíritu Santo reemplazará las
lecciones tenebrosas que tú no aceptes, te enseñará que tu voluntad dispone lo mismo que la del Padre y la del
Hijo.
6. No te preocupes por cómo vas a aprender una lección tan diametralmente opuesta a todo lo que te has enseñado
a ti mismo. 2 ¿Cómo ibas a poder saberlo?
3 Tu papel es muy simple. 4 Sólo tienes que reconocer que ya no
deseas nada de lo que has aprendido. 5 Pide nuevas enseñanzas, y no te valgas de tus experiencias para
confirmar lo que has aprendido. 6 Cuando de alguna manera tu paz se vea amenazada o perturbada, afirma lo
siguiente:
7 No conozco el significado de nada, incluido esto. 8 No sé, por lo tanto, cómo responder.
9 Mas no me valdré de lo que he aprendido en el pasado para que me sirva de guía ahora.
10 Cuando de este modo te niegues a tratar de enseñarte a ti mismo lo que no sabes, el Guía que Dios te ha dado
te hablará. 11 Y ocupará el lugar que le corresponde en tu conciencia en el momento en que tú lo desocupes y
se lo ofrezcas a Él.
7. Tú no puedes ser tu propio guía a los milagros, pues fuiste tú el que hizo que fuesen necesarios. 2 Y debido a
ello, se te proveyeron los medios con los que puedes contar para que se produzcan. 3 El Hijo de Dios no puede
inventar necesidades que su Padre no pueda satisfacer sólo con que se dirija a Él ligeramente. 4 Mas no puede
forzar a Su Hijo a que se dirija a Él y seguir siendo Él Mismo. 5 Es imposible que Dios pueda perder Su
Identidad, ya que si la perdiese, tú perderías la tuya. 6 Y dado que Su Identidad es la tuya, Él no puede cambiar
lo que Él es, pues tu Identidad es inmutable. 7 El milagro reconoce la inmutabilidad de Dios al ver a Su Hijo
como siempre ha sido y no como lo que él quiere hacer de sí mismo. 8 El milagro produce efectos que sólo la
inocencia puede producir y, así, establece el hecho de que la inocencia es real.
8. Tú que tan aferrado estás a la culpa y tan comprometido a que siga siendo así, ¿cómo ibas a poder establecer tu
inocencia por tu cuenta?
2 Eso es imposible. 3 Asegúrate, no obstante, de que estás dispuesto a reconocer que es
imposible. 4 Lo único que limita la guía que el Espíritu Santo te puede ofrecer es que crees que puedes estar a
cargo de una pequeña parte de tu vida o que puedes lidiar con ciertos aspectos de ella por tu cuenta. 5 De esta
manera, quieres convertir al Espíritu Santo en alguien que no es de fiar y valerte de esta imaginaria falta de
confianza como una excusa para ocultar de Él ciertas lecciones tenebrosas que has aprendido. 6 Y al así limitar
la dirección que deseas aceptar, eres incapaz de depender de los milagros para que resuelvan todos tus
problemas.
9. ¿Crees que el Espíritu Santo se negaría a darte lo que quiere que tú des?
2 No tienes ningún problema que Él no
pueda resolver ofreciéndote un milagro. 3 Los milagros son para ti. 4 Y todo miedo, dificultad o dolor que
tengas ya ha sido des-hecho. 5 Él los ha llevado todos ante la luz, al haberlos aceptado por ti y haber
reconocido que nunca existieron. 6 No hay ninguna lección tenebrosa que Él no haya iluminado ya por ti. 7 Las
lecciones que quieres enseñarte a ti mismo, Él ya las ha corregido. 8 No existen en Su Mente en absoluto.
9 Pues el pasado no ejerce ningún control sobre Él, por consiguiente, tampoco lo ejerce sobre ti. 10 Él no ve el
tiempo como lo ves tú. 11 Y cada milagro que te ofrece corrige el uso que haces del tiempo y lo pone a Su
servicio.
10. Aquel que te ha liberado del pasado quiere enseñarte que estás libre de él. 2 Lo único que desea es que aceptes
Sus logros como tuyos porque los logró para ti. 3 Y por tal razón, son tuyos. 4 Él te ha liberado de lo que
fabricaste. 5 Puedes negarle, pero no puedes invocarle en vano. 6 Él siempre da Sus regalos en substitución de
los tuyos. 7 Él quiere que Su resplandeciente enseñanza se arraigue con tal firmeza en tu mente, que ninguna
tenebrosa lección de culpabilidad pueda morar en lo que Él ha santificado con Su Presencia. 8 Dale gracias a
Dios de que Él esté ahí y de que obre a través de ti. 9 Pues todas Sus obras son tuyas. 10 Él te ofrece un milagro
por cada uno que le dejes obrar a través de ti.
11. El Hijo de Dios será siempre indivisible. 2 De la misma manera en que somos uno solo en Dios, así también
aprendemos cual uno solo en Él. 3 El Maestro de Dios se asemeja tanto a Su Creador como el Hijo al Padre, y,
a través de Su Maestro, Dios proclama Su Unicidad y la de Su Hijo. 4 Escucha en silencio y no le levantes la
voz. 5 Pues Él enseña el milagro de la unicidad, y ante Su lección la división desaparece. 6 Enseña como Él
aquí, y recordarás que siempre has creado como tu Padre. 7 El milagro de la Creación nunca ha cesado, pues
lleva impreso sobre sí el sello sagrado de la inmortalidad. 8 Esto es lo que la Voluntad de Dios dispone para
toda la Creación, y toda la Creación se une para disponer lo mismo.
12. Aquellos que nunca se olvidan de que no saben nada y que finalmente están dispuestos a aprenderlo todo, lo
aprenderán. 2 Pero mientras confíen en sí mismos, no aprenderán. 3 Pues habrán destruido su motivación para
aprender pensando que ya saben. 4 No creas que sabes nada hasta que pases la prueba de la paz perfecta, pues
la paz y el entendimiento van de la mano y nunca se les puede encontrar aparte. 5 Cada uno de ellos trae
consigo al otro, pues la Ley de Dios es que no estén separados. 6 Cada uno es causa y efecto del otro, de forma
tal que donde uno de ellos está ausente, el otro no puede estar.
13. Sólo aquellos que reconocen que no pueden saber nada a menos que los efectos del entendimiento estén con
ellos, pueden realmente aprender. 2 Para lograrlo tienen que desear la paz y nada más. 3 Siempre que crees que
sabes, la paz se aleja de ti porque has abandonado al Maestro de la paz. 4 Siempre que reconoces que no sabes,
la paz retorna a ti, pues has invitado al Espíritu Santo a que retorne, al haber abandonado al ego por Él. 5 No
acudas al ego para nada.
a Eso es lo único que necesitas hacer. 6 El Espíritu Santo, por Su Propia iniciativa,
ocupará toda mente que de esta manera le haga sitio.
14. Si quieres paz tienes que abandonar al maestro del ataque. 2 El Maestro de la paz nunca te abandonará.
3 Puedes apartarte de Él, pero Él nunca se apartará de ti, pues la fe que tiene en ti es Su entendimiento. 4 Dicha
fe es tan firme como la que tiene en Su Creador, sabiendo que tener fe en Su Creador incluye necesariamente
tener fe en Su Creación. 5 En esta consistencia reside Su Santidad a la que Él no puede renunciar, pues no es Su
Voluntad hacerlo. 6 Teniendo siempre presente tu perfección, Él da el don de la paz a todo aquel que percibe la
necesidad que tiene de ella y que desea alcanzarla. 7 Hazle sitio a la paz, y vendrá. 8 Pues el entendimiento se
encuentra en ti, y es de éste de donde inevitablemente procede la paz.
15. El Poder de Dios, de donde el entendimiento y la paz emanan, es tan tuyo como Suyo. 2 Crees que no conoces
a Dios únicamente porque, solo, es imposible conocerlo. 3 Mas si contemplas las obras imponentes que Él hará
a través de ti, te convencerás de que las hiciste a través de Él. 4 Es imposible negar la Fuente de unos efectos
que son tan poderosos que es imposible que procedan de ti. 5 Hazle sitio a Él, y te encontrarás tan lleno de
poder que nada podrá prevalecer contra tu paz. 6 Y ésta será la prueba por la que sabrás que has entendido.
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