La verdad contesta toda invocación que le hacemos a Dios, respondiendo primero con milagros, y luego
retornando a nosotros para ser ella misma.
1. El perdón—el reflejo de la verdad—me enseña cómo ofrecer milagros y así escapar de la prisión en la que creo
vivir. 2 Tu santo Hijo me es señalado, primero en mi hermano y después en mí. 3 Tu Voz me enseña
pacientemente a oír Tu Palabra y a dar tal como recibo. 4 Y conforme contemplo a Tu Hijo hoy, oigo Tu Voz
indicándome la manera de llegar a Ti, tal como Tú dispusiste que ésta debía ser:
5 ”Contempla su impecabilidad y sé curado”.
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