martes, 9 de junio de 2020

161 - LECCIÓN


 Dame tu bendición, santo Hijo de Dios.
1. Hoy vamos a practicar de manera diferente y a pronunciarnos en contra de nuestra ira de modo que nuestros temores puedan desaparecer y den cabida al amor. 2 He aquí la salvación, en las simples palabras con las que practicamos la idea de hoy. 3 He aquí la respuesta a toda tentación, que no puede dejar de darle la bienvenida al Cristo allí donde antes imperaban la ira y el miedo. 4 Aquí se completa la Expiación, el mundo se transpone sin riesgo alguno y el Cielo queda restaurado. 5 He aquí la respuesta de la Voz que habla por Dios. 

2. La condición natural de la mente es una de abstracción total. 2 Pero ahora parte de ella se ha vuelto antinatural. 3 No ve todo como si fuese uno solo, 4 sino que ve únicamente fragmentos del todo, pues sólo de esa manera puede forjar el mundo parcial que tú ves. 5 El propósito de la vista es mostrarte aquello que deseas ver. 6 Todo lo que oyes no hace sino traer a la mente los sonidos que ésta desea oír. 
3. Así fue como surgió lo concreto. 2 Y ahora son las cosas concretas las que tenemos que usar en nuestras prácticas. 3 Se las entregamos al Espíritu Santo, de manera que Él las pueda utilizar para un propósito diferente del que nosotros les conferimos. 4 Para instruirnos, Él sólo se puede valer de lo que nosotros hicimos, pero desde una perspectiva diferente a fin de que podamos ver otro propósito en todo. 
4. Un hermano es todos los hermanos. 2 Y en cada mente se encuentran todas las mentes, pues todas las mentes son una. 3 Ésta es la verdad. 4 No obstante, ¿aclaran estos pensamientos el significado de la Creación? 5 ¿Te brindan estas palabras perfecta claridad? 6 ¿Qué parecen ser sino sonidos huecos, bellos tal vez, correctos en el sentimiento que expresan, pero fundamentalmente incomprendidos e incomprensibles? 7 La mente que se enseñó a sí misma a pensar de manera concreta ya no puede captar la abstracción en el sentido del abarcamiento total que ésta representa. 8 Necesitamos poder ver un poco para poder aprender mucho. 
5. Nos parece que es el cuerpo el que coarta nuestra libertad, el que nos hace sufrir y el que finalmente acaba con nuestra vida. 2 Sin embargo, los cuerpos no son sino símbolos de una forma concreta de miedo. 3 El miedo desprovisto de símbolos no suscita respuesta alguna, pues los símbolos pueden representar lo que no tiene sentido. 4 El amor, al ser verdad, no tiene necesidad de símbolos. 5 Pero el miedo, al ser falso, se aferra a lo concreto. 

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