enlace a "los dos usos del tiempo"
1. Es posible aprender este curso inmediatamente a no ser que creas que lo que Dios dispone requiere tiempo. 2 Y esto sólo puede significar que prefieres seguir demorando reconocer el hecho de que lo que Su Voluntad dispone ya se ha cumplido. 3 El instante santo es este mismo instante y cada instante. 4 El que deseas que sea santo, lo es. 5 El que no deseas que lo sea, lo desperdicias. 6 En tus manos está decidir qué instante ha de ser santo. 7 No demores esta decisión, 8 pues más allá del pasado y del futuro, donde no podrías encontrar el instante santo, éste espera ansiosamente tu aceptación. 9 Sin embargo, no puedes tener una conciencia feliz de él mientras no lo desees, pues encierra dentro de sí la total liberación
1. Es posible aprender este curso inmediatamente a no ser que creas que lo que Dios dispone requiere tiempo. 2 Y esto sólo puede significar que prefieres seguir demorando reconocer el hecho de que lo que Su Voluntad dispone ya se ha cumplido. 3 El instante santo es este mismo instante y cada instante. 4 El que deseas que sea santo, lo es. 5 El que no deseas que lo sea, lo desperdicias. 6 En tus manos está decidir qué instante ha de ser santo. 7 No demores esta decisión, 8 pues más allá del pasado y del futuro, donde no podrías encontrar el instante santo, éste espera ansiosamente tu aceptación. 9 Sin embargo, no puedes tener una conciencia feliz de él mientras no lo desees, pues encierra dentro de sí la total liberación
2. Tu práctica, por lo tanto, debe apoyarse en tu buena voluntad de dejar a un lado toda pequeñez. 2 El instante en
que la grandeza ha de descender sobre ti se encuentra tan lejos como tu deseo de ella. 3 Mientras no la desees y
en su lugar prefieras valorar la pequeñez, ésa será la distancia a la que se encontrará de ti. 4 En la medida en
que la desees, en esa misma medida harás que se aproxime a ti. 5 No pienses que puedes ir en busca de la
salvación a tu manera y alcanzarla. 6 Abandona cualquier plan que hayas elaborado para tu salvación y
substitúyelo por el de Dios. 7 Su plan te satisfará.
a No hay nada más que pueda brindarte paz, 8 pues la paz es
de Dios y de nadie más que de Él.
3. Sé humilde ante Él y, sin embargo, grande en Él. 2 No antepongas ningún plan del ego al plan de Dios, 3 pues
con tu decisión de formar parte de cualquier otro plan que no sea el Suyo dejas vacante tu lugar en Su plan, que
debes ocupar si quieres unirte a mí. 4 Te exhorto a que cumplas el santo papel que te corresponde desempeñar
en el plan que Él dio al mundo para liberarlo de la pequeñez. 5 Dios desea que Su anfitrión more en perfecta
libertad. 6 Cualquier fidelidad a un plan de salvación distinto del Suyo disminuye en tu propia mente el valor
de lo que Su Voluntad ha dispuesto para ti. 7 Sin embargo, es tu mente la que es Su anfitrión.
4. ¿Quieres saber cuán perfecto e inmaculado es el santo Altar en el que tu Padre se ha ubicado a Sí Mismo?
2 Te
darás cuenta de esto en el instante santo, en el que gustosamente y de buena voluntad renuncias a todo plan que
no sea el Suyo. 3 Pues en el instante santo se encuentra la paz, perfectamente diáfana porque has estado
dispuesto a satisfacer sus condiciones. 4 Puedes reclamar el instante santo en cualquier momento y lugar en que
lo desees. 5 En tu práctica, procura abandonar cualquier plan que hayas aceptado a fin de encontrar grandeza en
la pequeñez. 6 No se encuentra ahí. 7 Utiliza el instante santo sólo para reconocer que por tu cuenta no puedes
saber dónde está, y que lo único que harías, sería engañarte a ti mismo.
5. Yo me encuentro dentro del instante santo tan claramente como tú quieres que esté. 2 Y el tiempo que tardes en
aprender a aceptarme, será el mismo que tardarás en hacer tuyo el instante santo. 3 Te exhorto a que hagas que
el instante santo pase a ser tuyo de inmediato, pues liberar la mente del anfitrión de Dios de la pequeñez no
depende del tiempo, sino de la buena voluntad que se tenga para ello.
6. La razón de que este curso sea simple es que la verdad es simple. 2 La complejidad forma parte del ámbito del
ego y no es más que un intento por su parte de querer nublar lo que es obvio. 3 Podrías vivir en el instante santo
para siempre, empezando desde ahora hasta la eternidad, si no fuera por una razón muy sencilla. 4 No empañes
la simplicidad de esa razón, pues si lo haces, será únicamente porque prefieres no reconocerla ni abandonarla.
5 La simple razón, llanamente expuesta, es ésta: el instante santo es un momento en el que se recibe y se da
perfecta comunicación. 6 Esto quiere decir que es un momento en el que tu mente es receptiva, tanto para
recibir como para dar. 7 El instante santo es el reconocimiento de que todas las mentes están en comunicación.
8 Por lo tanto, tu mente no trata de cambiar nada, sino simplemente de aceptarlo todo.
7. ¿Cómo puedes hacer esto cuando prefieres abrigar pensamientos privados y no renunciar a ellos?
2 La única
manera en que podrías hacer esto es negando la perfecta comunicación que hace que el instante santo sea lo
que es. 3 Crees que puedes abrigar pensamientos que no quieres compartir con nadie y que la salvación radica
en que te los reserves exclusivamente para ti. 4 Crees que en los pensamientos privados que únicamente tú
conoces puedes encontrar una manera de quedarte con lo que deseas sólo para ti y de compartir sólo lo que se
te antoje. 5 Y luego te preguntas cómo es que no estás en completa comunicación con los que te rodean o con
Dios que os rodea a todos a la vez.
8. Cada pensamiento que prefieres mantener oculto interrumpe la comunicación, puesto que eso es lo que quieres.
2 Es imposible reconocer la comunicación perfecta, mientras interrumpir la comunicación siga teniendo valor
para ti. 3 Pregúntate sinceramente: “¿Deseo estar en perfecta comunicación?
a ¿Estoy completamente dispuesto
a renunciar para siempre a todo lo que la obstaculiza?”
4 Si la respuesta es no, entonces no importa cuán
dispuesto esté el Espíritu Santo a concedértela, no será suficiente para que puedas disponer de ella, pues no
estás dispuesto a compartirla con Él. 5 Y la comunicación perfecta no puede tener lugar en una mente que ha
decidido oponerse a ella. 6 Pues dar el instante santo así como recibirlo requiere la misma dosis de buena
voluntad, al ser la aceptación de la única Voluntad que gobierna todo pensamiento.
9. La condición necesaria para que el instante santo tenga lugar no requiere que no abrigues pensamientos
impuros. 2 Pero sí requiere que no abrigues ninguno que desees conservar. 3 La inocencia no es obra tuya. 4 Se
te da en el momento en que la desees. 5 La Expiación no existiría si no hubiera necesidad de ella. 6 No serás
capaz de aceptar la comunicación perfecta mientras la quieras ocultar de ti mismo. 7 Pues lo que deseas ocultar
se encuentra oculto para ti. 8 En tu práctica, por consiguiente, trata solamente de mantenerte alerta contra el
engaño, y no trates de proteger los pensamientos que quieres negarte a compartir. 9 Deja que la pureza del
Espíritu Santo los desvanezca con su fulgor y concéntrate sólo en estar listo para la pureza que te ofrece. 10 De
esta manera, Él te preparará para que reconozcas que eres un anfitrión de Dios y no un rehén de nada ni de
nadie.
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