enlace a "los dos usos del tiempo"
1. Tal como el ego quiere que la percepción que tienes de tus hermanos se limite a sus cuerpos, de igual modo el Espíritu Santo quiere liberar tu visión para que puedas ver los Grandes Rayos que refulgen desde ellos, los cuales son tan ilimitados que llegan hasta Dios. 2 Este cambio de la percepción a la visión es lo que se logra en el instante santo. 3 Mas es necesario que aprendas exactamente lo que dicho cambio entraña, para que por fin llegues a estar dispuesto a hacer que sea permanente. 4 Una vez que estés dispuesto, esta visión no te abandonará nunca, pues es permanente. 5 Cuando la hayas aceptado como la única percepción que deseas, se convertirá en Conocimiento debido al papel que Dios Mismo desempeña en la Expiación, pues es el único paso en ella que Él entiende. 6 Esto, por lo tanto, no se hará esperar una vez que estés listo. 7 Dios ya está listo; tú no.
1. Tal como el ego quiere que la percepción que tienes de tus hermanos se limite a sus cuerpos, de igual modo el Espíritu Santo quiere liberar tu visión para que puedas ver los Grandes Rayos que refulgen desde ellos, los cuales son tan ilimitados que llegan hasta Dios. 2 Este cambio de la percepción a la visión es lo que se logra en el instante santo. 3 Mas es necesario que aprendas exactamente lo que dicho cambio entraña, para que por fin llegues a estar dispuesto a hacer que sea permanente. 4 Una vez que estés dispuesto, esta visión no te abandonará nunca, pues es permanente. 5 Cuando la hayas aceptado como la única percepción que deseas, se convertirá en Conocimiento debido al papel que Dios Mismo desempeña en la Expiación, pues es el único paso en ella que Él entiende. 6 Esto, por lo tanto, no se hará esperar una vez que estés listo. 7 Dios ya está listo; tú no.
2. Nuestra tarea consiste en continuar, lo más rápidamente posible, el ineludible proceso de hacer frente a
cualquier interferencia y de verlas a todas exactamente como lo que son. 2 Pues es imposible que reconozcas
que lo que crees que quieres no te ofrece absolutamente ninguna gratificación. 3 El cuerpo es el símbolo del
ego, tal como el ego es el símbolo de la separación. 4 Y ambos no son más que intentos de entorpecer la
comunicación y, por lo tanto, de imposibilitarla. 5 Pues la comunicación tiene que ser ilimitada para que tenga
significado, ya que si no tuviera significado te dejaría insatisfecho. 6 La comunicación sigue siendo, sin
embargo, el único medio por el que puedes entablar auténticas relaciones, que al haber sido establecidas por
Dios, son ilimitadas.
3. En el instante santo, en el que los Grandes Rayos reemplazan al cuerpo en tu conciencia, se te concede poder
reconocer lo que son las relaciones ilimitadas. 2 Mas para ver esto, es necesario renunciar a todos los usos que
el ego hace del cuerpo y aceptar el hecho de que el ego no tiene ningún propósito que tú quieras compartir con
él. 3 Pues el ego quiere reducir a todo el mundo a un cuerpo para sus propios fines, y mientras tú creas que el
ego tiene algún fin, elegirás utilizar los medios por los que él trata de que su fin se haga realidad. 4 Mas esto
nunca tendrá lugar. 5 Sin embargo, debes haberte dado cuenta de que el ego, cuyos objetivos son absolutamente
inalcanzables, luchará por conseguirlos con todas sus fuerzas, y lo hará con la fortaleza que tú le has prestado.
4. Es imposible dividir tu fuerza entre el Cielo y el infierno o entre Dios y el ego, y liberar el poder que se te dio
para crear, que es para lo único que se te dio. 2 El amor siempre producirá expansión. 3 El ego es el que exige
límites, y éstos representan su empeño en querer empequeñecer e incapacitar. 4 Si te limitas a ver a tu hermano
como un cuerpo, que es lo que harás mientras no quieras liberarlo del mismo, habrás rechazado el regalo que él
te puede hacer. 5 Su cuerpo es incapaz de dártelo
6 y no debes buscarlo a través del tuyo. 7 Entre vuestras
mentes, no obstante, hay continuidad, y lo único que es necesario es que se acepte su unión para que la soledad
desaparezca del Cielo.
5. Sólo con que le permitieras al Espíritu Santo hablarte del amor que Dios te profesa y de la necesidad que tienen
tus creaciones de estar contigo para siempre, experimentarías la atracción de lo eterno. 2 Nadie puede oír al
Espíritu Santo hablar de esto y seguir estando dispuesto a demorarse aquí por mucho más tiempo. 3 Pues tu
voluntad es estar en el Cielo, donde no te falta nada y donde te sientes en paz, en relaciones tan seguras y
amorosas que es imposible que en ellas haya límite alguno. 4 ¿No desearías intercambiar tus irrisorias
relaciones por esto?
5 Pues el cuerpo es insignificante y limitado, y sólo aquellos que desees ver libres de los
límites que el ego quisiera imponerles pueden ofrecerte el regalo de la libertad.
6. No tienes la menor idea de los límites que le has impuesto a tu percepción ni de toda la belleza que podrías ver.
2 Pero recuerda esto: la atracción de la culpabilidad es lo opuesto a la atracción de Dios. 3 La atracción que
Dios siente por ti sigue siendo ilimitada, pero puesto que tu poder es el Suyo y, por lo tanto, tan grande como
el de Él, puedes darle la espalda al amor. 4 La importancia que le das a la culpa se la quitas a Dios. 5 Y tu visión
se torna débil, tenue y limitada, pues has tratado de separar al Padre del Hijo y de limitar Su comunicación.
6 No busques la Expiación en una mayor separación
7 ni limites tu visión del Hijo de Dios a lo que interfiere en
su liberación y a lo que el Espíritu Santo tiene que des-hacer para liberarlo. 8 Pues es su propia creencia en la
limitación lo que lo ha aprisionado.
7. Cuando el cuerpo deje de atraerte y ya no le concedas ningún valor como medio de obtener algo, dejará
entonces de haber interferencia en la comunicación y tus pensamientos serán tan libres como los de Dios. 2 A
medida que le permitas al Espíritu Santo enseñarte a utilizar el cuerpo sólo como un medio de comunicación y
dejes de valerte de él para fomentar la separación y el ataque—que es la función que el ego le ha asignado—
aprenderás que no tienes necesidad del cuerpo en absoluto. 3 En el instante santo no hay cuerpos, y lo único
que se experimenta es la atracción de Dios. 4 Al aceptarla como algo completamente indiviso te unes a Él por
completo en un instante, pues no quieres imponer ningún límite en tu unión con Él. 5 La realidad de esta
relación se convierte en la única verdad que podrías jamás desear. 6 Toda verdad reside en ella.
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