enlace a "los dos usos del tiempo"
1. Mientras estés en el tiempo, tendrás el poder de demorar la perfecta unión que existe entre Padre e Hijo. 2 Pues en este mundo, la atracción de la culpabilidad se interpone entre ellos. 3 En la eternidad, ni el tiempo ni las estaciones del año tienen significado alguno. 4 Pero aquí, la función del Espíritu Santo es valerse de ambas cosas, mas no como lo hace el ego. 5 Ésta es la temporada en la que se celebra mi nacimiento en el mundo. 6 Mas no sabes cómo celebrarlo. 7 Deja que el Espíritu Santo te enseñe, y déjame celebrar tu nacimiento a través de Él. 8 El único regalo que puedo aceptar de ti es el regalo que yo te hice. 9 Libérame tal como yo elijo liberarte a ti. 10 Celebramos la hora de Cristo juntos, pues ésta no significa nada si estamos separados.
1. Mientras estés en el tiempo, tendrás el poder de demorar la perfecta unión que existe entre Padre e Hijo. 2 Pues en este mundo, la atracción de la culpabilidad se interpone entre ellos. 3 En la eternidad, ni el tiempo ni las estaciones del año tienen significado alguno. 4 Pero aquí, la función del Espíritu Santo es valerse de ambas cosas, mas no como lo hace el ego. 5 Ésta es la temporada en la que se celebra mi nacimiento en el mundo. 6 Mas no sabes cómo celebrarlo. 7 Deja que el Espíritu Santo te enseñe, y déjame celebrar tu nacimiento a través de Él. 8 El único regalo que puedo aceptar de ti es el regalo que yo te hice. 9 Libérame tal como yo elijo liberarte a ti. 10 Celebramos la hora de Cristo juntos, pues ésta no significa nada si estamos separados.
2. El instante santo es verdaderamente la hora de Cristo. 2 Pues en ese instante liberador, no se culpa al Hijo de
Dios por nada y, de esta manera, se le restituye su poder ilimitado. 3 ¿Qué otro regalo puedes ofrecerme cuando
yo elijo ofrecerte sólo éste?
4 Verme a mí supone verme en todo el mundo y ofrecerles a todos el regalo que me
ofreces a mí. 5 Soy tan incapaz de recibir sacrificios como lo es Dios, y todo sacrificio que te exiges a ti mismo
me lo exiges a mí también. 6 Debes reconocer que cualquier clase de sacrificio no es sino una limitación que se
le impone al acto de dar. 7 Y mediante esa limitación limitas la aceptación del regalo que yo te ofrezco.
3. Nosotros que somos uno, no podemos dar por separado. 2 Cuando estés dispuesto a reconocer que nuestra
relación es real, la culpabilidad dejará de ejercer atracción sobre ti. 3 Pues en nuestra unión aceptarás a todos
nuestros hermanos. 4 Nací con el solo propósito de dar el regalo de la unión. 5 Dámelo a mí, para que así
puedas disponer de él. 6 La hora de Cristo es la hora señalada para el regalo de la libertad que se le ofrece a
todo el mundo. 7 Y al tú aceptarla, se la ofreces a todos.
4. En tus manos está hacer que esta época del año sea santa, pues en tus manos está hacer que la hora de Cristo
tenga lugar ahora. 2 Es posible hacer esto de inmediato, pues lo único que ello requiere es un cambio de
percepción, ya que únicamente cometiste un error. 3 Parecen haber sido muchos, pero todos ellos son en
realidad el mismo. 4 Pues aunque el ego se manifiesta de muchas formas, es siempre la expresión de una misma
idea: 5
lo que no es amor es siempre miedo y nada más que miedo.
5. No es necesario seguir al miedo por todas las tortuosas rutas subterráneas en las que se oculta en la obscuridad,
para luego emerger en formas muy diferentes de lo que es. 2 Pero sí es necesario examinar cada una de ellas
mientras aún conserves el principio que las gobierna a todas. 3 Cuando estés dispuesto a considerarlas, no como
manifestaciones independientes, sino como diferentes expresiones de una misma idea, la cual ya no deseas,
desaparecerán al unísono. 4 La idea es simplemente ésta: crees que es posible ser anfitrión del ego o rehén de
Dios. 5 Éstas son las opciones que crees tener ante ti, y crees asimismo que tu decisión tiene que ser entre una y
otra. 6 No ves otras alternativas, pues no puedes aceptar el hecho de que el sacrificio no aporta nada. 7 El
sacrificio es un elemento tan esencial en tu sistema de pensamiento, que la idea de salvación sin tener que
hacer algún sacrificio no significa nada para ti. 8 Tu confusión entre lo que es el sacrificio y lo que es el amor
es tan aguda que te resulta imposible concebir el amor sin sacrificio. 9 Y de lo que debes darte cuenta es de lo
siguiente: el sacrificio no es amor, sino ataque. 10 Sólo con que aceptases esta idea, tu miedo al amor
desaparecería. 11 Una vez que se ha eliminado la idea del sacrificio ya no podrá seguir habiendo culpabilidad.
12 Pues si hay sacrificio, alguien siempre tiene que pagar para que otro gane. 13 Y la única cuestión pendiente
es a qué precio y a cambio de qué.
6. Como anfitrión del ego, crees que puedes descargar tu culpa siempre que así lo desees y de esta manera comprar
paz. 2 Y no pareces ser tú el que paga. 3 Y aunque si bien es obvio que el ego exige un pago, nunca parece que
es a ti a quien se lo exige. 4 No estás dispuesto a reconocer que el ego, a quien tú invitaste, traiciona
únicamente a los que creen ser su anfitrión. 5 El ego nunca te permitirá percibir esto, ya que este
reconocimiento lo dejaría sin hogar. 6 Pues cuando este reconocimiento alboree claramente, ninguna apariencia
que el ego adopte para ocultarse de tu vista te podrá engañar. 7 Toda apariencia será reconocida tan sólo como
una máscara de la única idea que se oculta tras todas ellas: que el amor exige sacrificio y es, por lo tanto,
inseparable del ataque y del miedo. 8 Y que la culpa es el costo del amor, el cual se paga con miedo.
7. ¡Cuán temible, pues, se ha vuelto Dios para ti!
a
¡Y cuán grande el sacrificio que crees que Su Amor exige!
2 Pues amar totalmente supondría un sacrificio total. 3 Y de este modo, el ego parece exigirte menos que Dios,
y de entre ellos, consideras al ego el menor de los dos males; a uno de ellos tal vez se le deba temer un poco,
pero al otro, a ése hay que destruirlo. 4 Pues consideras que el amor es destructivo, y lo único que te preguntas
es: ¿quién va a ser destruido, tú u otro?
5 Buscas la respuesta a esta pregunta en tus relaciones especiales, en las
que en parte pareces ser destructor y en parte destruido, aunque incapaz de ser una u otra cosa completamente.
6 Y crees que esto te salva de Dios, Cuyo absoluto Amor te destruiría completamente.
8. Crees que todo el mundo exige algún sacrificio de ti, pero no te das cuenta de que eres tú el único que exige
sacrificios, y únicamente de ti mismo. 2 Exigir sacrificios, no obstante, es algo tan brutal y tan temible que no
puedes aceptar dónde se encuentra dicha exigencia. 3 El verdadero costo de no aceptar este hecho ha sido tan
grande, que antes que mirarlo de frente has preferido renunciar a Dios. 4 Pues si Dios te exigiera un sacrificio
total, parecería menos peligroso proyectarlo a Él al exterior y alejarlo de ti, que ser Su anfitrión. 5 A Él le
atribuiste la traición del ego, e invitaste a éste a ocupar Su lugar para que te protegiera de Él. 6 Y no te das
cuenta de que a lo que le abriste las puertas es precisamente lo que te quiere destruir y lo que exige que te
sacrifiques totalmente. 7 Ningún sacrificio parcial puede aplacar a este cruel invitado, pues es un invasor que
tan sólo aparenta ser bondadoso, pero siempre con vistas a hacer que el sacrificio sea total.
9. No lograrás ser un rehén parcial del ego, pues él no cumple sus promesas y te desposeerá de todo. 2 Tampoco
puedes ser su anfitrión sólo en parte. 3 Tienes que elegir entre la libertad absoluta y la esclavitud absoluta, pues
éstas son las únicas alternativas que existen. 4 Has intentado transigir miles de veces a fin de evitar reconocer la
única alternativa por la que te tienes que decidir. 5 Sin embargo, reconocer esta alternativa tal como es, es lo
que hace que elegirla sea tan fácil. 6 La salvación es simple, por ser de Dios, y es, por lo tanto, muy fácil de
entender. 7 No trates de proyectarla y verla como algo que se encuentra en el exterior. 8 En ti se encuentran
tanto la pregunta como la respuesta, lo que te exige sacrificio así como la Paz de Dios.
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