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1. Cuando te sientas abrumado, recuerda que te has hecho daño a ti mismo. 2 Tu Consolador te proveerá descanso, pues tú no puedes proveértelo a ti mismo. 3 No sabes cómo hacerlo porque si supieras nunca habrías podido sentirte abrumado. 4 Si no te hicieras daño a ti mismo no podrías sufrir en absoluto, pues ésa no es la Voluntad de Dios para Su Hijo. 5 El dolor es algo ajeno a Él, ya que no sabe de ataques, y Su Paz te rodea silenciosamente. 6 Dios permanece en perfecta quietud, ya que en Él no hay conflicto alguno. 7 El conflicto es la raíz de todos los males, pues al ser ciego no ve a quien ataca. 8 Siempre ataca, no obstante, al Hijo de Dios, y el Hijo de Dios eres tú.
1. Cuando te sientas abrumado, recuerda que te has hecho daño a ti mismo. 2 Tu Consolador te proveerá descanso, pues tú no puedes proveértelo a ti mismo. 3 No sabes cómo hacerlo porque si supieras nunca habrías podido sentirte abrumado. 4 Si no te hicieras daño a ti mismo no podrías sufrir en absoluto, pues ésa no es la Voluntad de Dios para Su Hijo. 5 El dolor es algo ajeno a Él, ya que no sabe de ataques, y Su Paz te rodea silenciosamente. 6 Dios permanece en perfecta quietud, ya que en Él no hay conflicto alguno. 7 El conflicto es la raíz de todos los males, pues al ser ciego no ve a quien ataca. 8 Siempre ataca, no obstante, al Hijo de Dios, y el Hijo de Dios eres tú.
2. El Hijo de Dios necesita ciertamente consuelo, pues no sabe lo que hace al creer que su voluntad no es la suya.
2 El Reino es suyo, sin embargo, vaga sin hogar. 3 Aunque su hogar está en Dios, se siente solo, y rodeado de
hermanos, se siente sin amigos. 4 ¿Cómo iba a permitir Dios que esto fuese real, cuando Él no dispuso estar
solo?
5 Y si tu voluntad es la Suya, estar solo no puede ser verdad con respecto a ti porque no lo es con
respecto a Él.
3. ¡Ay, Criatura de Dios, si supieras lo que Dios dispone para ti, tu gozo sería absoluto! 2 Y lo que Él dispone ha
ocurrido, pues siempre fue verdad. 3 Cuando venga la luz y hayas dicho: “La Voluntad de Dios es la mía”,
verás una belleza tal que sabrás que no procede de ti. 4 Como resultado de tu gozo crearás belleza en Su
Nombre, pues tu gozo es tan incontenible como el Suyo. 5 El mundo desolado e insignificante se desvanecerá
en la nada, y tu corazón estará tan rebosante de alegría que de un salto se elevará hasta el Cielo, ante la
Presencia de Dios. 6 No puedo describirte cómo será esto, pues tu corazón no está todavía listo. 7 Puedo decirte,
no obstante, y recordártelo a menudo, que lo que Dios dispone para Sí Mismo lo dispone para ti y lo que Él
dispone para ti es tuyo.
4. El camino no es arduo, pero es muy diferente. 2 El tuyo es el camino del dolor, del cual Dios no sabe nada. 3 Ése
es el camino que en verdad es arduo y muy solitario. 4 El miedo y la aflicción son tus invitados y moran en ti,
acompañándote dondequiera que vas. 5 Pero la jornada tenebrosa no es el camino que el Hijo de Dios desea
recorrer. 6 Camina en la luz y no veas a los siniestros compañeros, pues no son compañeros dignos del Hijo de
Dios, que fue creado de la luz y en la luz. 7 La Gran Luz siempre te rodea e irradia desde ti. 8 ¿Cómo podrías
ver a los compañeros siniestros en una luz como ésa?
9 Si los ves es únicamente porque estás negando la luz.
10 Niégalos a ellos en vez de a la luz, pues la luz está aquí y el camino ha sido despejado.
5. Dios no le oculta nada a Su Hijo, aun cuando Su Hijo quiere ocultarse a sí mismo. 2 El Hijo de Dios, no
obstante, no puede ocultar su gloria, pues Dios dispuso que fuese glorioso y le dio la luz que refulge en él.
3 Nunca perderás el rumbo, pues Dios te guía. 4 Cuando vagas sin rumbo no haces sino emprender una jornada
que no es real. 5 Los compañeros siniestros y el camino tenebroso no son sino ilusiones. 6 Vuélvete hacia la luz,
pues la pequeña chispa que se encuentra en ti es parte de una Luz tan espléndida que te puede liberar para
siempre de las tinieblas. 7 Pues tu Padre es tu Creador y tú eres como Él.
6. Las Criaturas de la Luz no pueden morar en la obscuridad, pues no hay obscuridad en ellas. 2 No te dejes
engañar por los consoladores siniestros ni permitas que entren en la mente del Hijo de Dios, pues no tienen
cabida en Su templo. 3 Cuando te sientas tentado de negar a Dios recuerda que no hay otros dioses que puedas
anteponer a Él y acepta lo que Su Voluntad dispone para ti en paz, 4 pues no lo puedes aceptar de ninguna otra
manera.
7. Sólo el Consolador de Dios puede darte consuelo. 2 En la quietud de Su templo, Él espera para darte la paz que
es tuya. 3 Da de Su paz, para que puedas entrar en el templo y encontrarla allí esperándote. 4 Mas sé santo en
Presencia de Dios o, de lo contrario, no sabrás que estás allí, 5 pues lo que no es como Dios no puede entrar en
Su Mente porque no fue Su Pensamiento y, por lo tanto, no es de Él. 6 Y si quieres saber lo que es tuyo, tu
mente tiene que ser tan pura como la Suya. 7 Protege cuidadosamente Su templo, pues Él Mismo mora allí en
paz. 8 No puedes entrar en la Presencia de Dios con los compañeros siniestros a tu lado, pero tampoco puedes
entrar solo. 9 Todos tus hermanos tienen que entrar contigo, ya que hasta que no los hayas aceptado, tú no
podrás entrar. 10 Pues no podrás entender lo que es la plenitud a menos que tú mismo seas pleno, y ninguna
parte del Hijo puede ser excluida si su deseo es conocer la Plenitud de su Padre.
8. Puedes aceptar en tu mente a la Filiación en su totalidad y bendecirla con la luz que tu Padre le dio. 2 Serás
entonces digno de morar en el templo con Él, puesto que tu voluntad no es estar solo. 3 Dios bendijo a Su Hijo
para siempre. 4 Si tú le bendices mientras estás en el tiempo, morarás en la eternidad. 5 El tiempo no puede
separarte de Dios si lo usas en favor de lo eterno.
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